La combinación de la macrocárcel de Zuera y el penal de Daroca (en menor medida) convierte al hospital Miguel Servet en el tercer hospital de España que mantuvo a más presidiarios ingresados durante el año pasado, 177, aunque solo 24 de ellos correspondían al centro darocense. La cifra está muy próxima al que le precede y al que le sucede en la lista -los 177 internos de Alicante y los 173 del madrileño 12 de Octubre-, aunque a tremenda distancia del primero, el también madrileño Gregorio Marañón, con 1.319 internos ingresados durante el año pasado.

Los datos figuran en un informe del Ministerio del Interior que también recoge los 4 presos de Teruel que pasaron por el Obispo Polanco durante el año pasado.

Por todos ellos, el Gobierno de Aragón estima que desembolsa al año alrededor de 1,5 millones de euros, que piensa reclamar al Gobierno central en la negociación para asumir la transferencia de competencias en sanidad penitenciaria. Un asunto que, como ya publicó este diario, piensan abordar en la próxima comisión bilateral.

El gasto, en realidad, abarca otros conceptos en el tratamiento médico de los internos. Según explicaron fuentes del sindicato penitenciario Acaip, los sanitarios adscritos a Instituciones Penitenciarias (médicos, enfermeros y auxiliares) realizan labores equiparables con la medicina de familia. Es decir, tratamiento de enfermedades comunes o primeras asistencias. Tampoco les falta trabajo, dada la carencia de personal (solo en Zuera faltarían tres médicos, cuatro enfermeros y ocho auxiliares) y que además de las consultas diarias han de realizar chequeos a todos los internos que ingresan.

ESPECIALIDADES / Todo lo que se salga de esta labor rutinaria es, de una u otra forma, asumido por el Gobierno de Aragón. Según las citadas fuentes penitenciarias, los especialistas realizan visitas periódicas a los centros penitenciarios, o bien los presos son conducidos a los centros de especialidades, y en caso necesario, al hospital. El Gobierno de Aragón explicó la semana pasada que en estas cuentas tampoco incluían tratamientos como el de la hepatitis C, que llevan asumiendo desde el 2012.

Volviendo a los ingresos en Aragón, la estancia media en el Miguel Servet fue de 9,7 días por interno, que no está entre las más altas. Sí lo está Daroca, con 11,8 días, la tercera tras las del hospital canario de Arrecife (19 días) y el gallego de Teixeiro (12,5).

Contrariamente a lo que pudiera pensarse, los ingresos por envenenamiento accidental por drogas no son tan abundantes, de hecho solo hubo tres a lo largo de todo el año. Aunque fuentes penitenciarias explicaron que se trata de los casos graves, ya que si se detectan a tiempo, como suele suceder, pueden ser tratadas en la propia prisión. Además suele tratarse más bien de intoxicaciones por medicinas acumuladas.

Entre los casos más frecuentes de ingreso están también los traumatismos y quemaduras, que en el sindicato Acaip vinculan a los accidentes deportivos, al menos en los casos en que llegan a la enfermería. Agresiones también hay, claro, pero no suelen llegar al hospital.