La empresa Urbaser, gestora del ecovertedero de Zaragoza, estrenará el próximo mes de diciembre un centro de investigación e innovación sobre el tratamiento de residuos que prevé ser puntero en todo el mundo. Un laboratorio desde el que abrir nuevas vías al desarrollo de técnicas para, por ejemplo, el tratamiento de los olores, el digestor de la biometanización y posiblemente estudiar la conversión del plástico en diésel. Son solo algunas de las aplicaciones que se espera obtener con este proyecto en el que participa activamente la universidad y al que se van a destinar 1,5 millones de euros de inversión por parte de esta empresa.

"Se trata de traer la investigación universitaria a pie de industria. Como la basura no se puede llevar a la universidad, traemos aquí la investigación para ponerla al servicio del tratamiento de los residuos". Así lo explicó la responsable de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza, Carmen Dueso, que ayer visitó las instalaciones del Centro de Tratamiento de Residuos Urbanos (CTRUZ) junto al alcalde, Juan Alberto Belloch, en el polígono Empresarium. Para conocer de primera mano el avance de las obras de este laboratorio, ubicado en un recinto mucho más amplio, con maquinaria con la que ya se está trabajando para innovar, y en el que se prevé alcanzar una inversión global de "unos seis millones de euros".

Se trata de un proyecto "de primer orden en toda Europa" en el que, además, se generarán puestos de trabajo. Una veintena para hacerlo realidad antes de final de año y "otros ocho empleos fijos" cuando esté funcionando, ya en el 2015.

UN 30% REUTILIZADO

Junto a ellos, el presidente de Urbaser, José María López Piñol, quien destacó que los avances que se produzcan a partir de la investigación permitirá incrementar los niveles de reutilización de los residuos que llegan a Zaragoza, y que en la capital aragonesa se sitúan "entre un 70% y un 80%" de las 240.000 toneladas al año que se reciben. Datos que, en el caso de los envases o el vidrio, mejoran con un 8% de los que se recibe a los que se manejan en otras grandes ciudades españolas o en la media nacional.

Pero el objetivo es "ser más competitivos a nivel industrial y poder ser más eficientes en la recuperación", señaló López Piñol, quien explicó que de la basura que se recibe en el ecovertedero, una parte va a su reutilización para su posterior venta ("a empresas españolas o internacionales", dijo), que conlleva que aminore la aportación que tiene que hacer el ayuntamiento para el mantenimiento de la planta, y otra parte, la que es de desecho, acaba en los vasos del vertedero al que, al ritmo que va, le queda una vida útil de 21 años.

Sin embargo, ahora se está planteando la posibilidad de que Zaragoza acabe absorbiendo residuos urbanos de más municipios, aparte de los 61 a los que ya sirve. Una posibilidad que, a juicio del presidente de Urbaser, se podría hacer hoy mismo porque la planta "podría dar capacidad para todo Aragón", ya que la actividad actual solo explota "un tercio" de su potencial real. Es, pues, una opción "absolutamente" factible. "Cuando se construyó ya se previó poder tratar la basura de toda la comunidad autónoma", recordó López Piñol.

En este sentido, solo habría que valorar una cosa: cuanta más basura se trate, más volumen de desecho se genera y antes se llenan los vasos donde se vierten los materiales no reutilizables. Es decir, menos vida útil. Pero para el presidente de Urbaser este no es un problema porque el ecovertedero de Zaragoza "es ampliable". Aunque apostilló que, a su juicio, solo será sostenible "para los municipios que están en un radio de 150 kilómetros. Traerla de pequeños pueblos de Huesca no lo sería"

Mientras, su misión es seguir investigando, para elevar el porcentaje de basura reutilizada. Con máquinas como el digestor que ya está funcionando "desde hace año y medio" y que "convierte la materia orgánica en biogás para luego producir energía eléctrica".