A las múltiplas iniciativas que durante los últimos años se llevan realizando en El Gancho con objeto de mejorar la inserción social y el nivel de vida de sus habitantes se ha sumado una nueva. Se trata de un centro de día exclusivamente dedicado a los sin techo que ocupan cada noche las calles del barrio. Lleva abierto desde el pasado mes de mayo, y alrededor de 50 personas lo visitan a diario.

Se encuentra ubicado en la calle San Blas número 7, en pleno corazón del barrio de San Pablo, en el distrito del Casco Histórico. El objetivo es dotar de asistencia a las personas que deambulan por las calles de El Gancho y que no tienen hogar. En el centro reciben alimentos y pueden guardar las escasas pertenencias con las que cargan, además de poder convivir con otras personas en su misma situación y recibir orientación por parte de los diez voluntarios que participan el proyecto.

AUMENTO Una idea que surgió del padre Ignacio Cendoya, sacerdote de la parroquia de San Pablo, tras detectar un importante aumento de personas sin hogar alrededor del barrio a raíz del recrudecimiento de la crisis económica. Por ello, el párroco se sintió en la necesidad de ofrecer un recurso social que les ayudara a reromar el rumbo de sus vidas.

"Este proyecto complementa el trabajo de otros recursos asistenciales, como pueden ser los comedores sociales o los albergues", explica el coordinador de este centro de día, Fernando Rodríguez. No en vano, dada la propia fisionomía social, económica y demográfica de El Gancho, han proliferado las distintas iniciativas con objeto de dar respuesta a las particulares y, en ocasiones, precarias condiciones económicas de algunos de sus habitantes. "Les damos merienda y la cena para completar su alimentación", añade Rodríguez.

La iniciativa ha contado con el apoyo de las Conferencias de San Vicente de Paúl. Suyo es el local, cedido desinteresadamente. También colaboran la Obra Social de la Caja Inmaculada y de Acción Social Católica. Ambas instituciones han aportado fondos para acondicionar las instalaciones y llevar a cabo la labor asistencial de las personas sin hogar.

El centro cuenta con 110 metros cuadrado de superficie, que se encuentran distribuidos entre la planta calle y el sótano. Dispone de diferentes servicios para que sus usuarios puedan descansar, distraerse y resguardarse del calor, del frío o del agua en los días de lluvia. La planta baja se ha habilitado como consigna para uso de unas 90 personas con el fin de "liberales de bultos mientras están en la calle buscando su medio de vida", como indica el coordinador.

El principal objetivo es evitar que la desestructuración social y personal de los beneficiarios se cronifique. "Queremos eliminar los riesgos de exclusión y para ello intentamos encontrarles pequeños trabajos que les hagan participativos, así como informarles, orientarles y ayudarles a que superen su actual situación", añade Rodríguez.