Aunque aún no cuentan con una fecha concreta para su regreso, los centros comerciales aragoneses ya trabajan con la vista puesta en su reapertura. Grandes superficies como Puerto Venecia, Grancasa o Aragonia preparan sus propios planes para adaptar sus instalaciones a las nuevas medidas, porque lo que tienen claro es que aún falta mucho para que todo vuelva a ser como antes. El pequeño comercio podrá abrir de forma generalizada a partir del 11 de mayo, pero las grandes superficies deberán esperar a la segunda fase del plan de desescalada anunciado por el Gobierno. Es decir, su regreso llegará a partir del 25 de mayo y siempre que la situación de pandemia lo permita. La patronal del sector Anged, que representa a empresas como El Corte Inglés, Carrefour o Ikea, considera sin embargo que las tiendas que están dentro de las grandes superficies también deberían poder abrir el 11 de mayo si se cumplen con los requisitos de seguridad.

«Nosotros ya estamos adaptando el centro a las nuevas medidas y contemplando diferentes escenarios para trabajar las distintas fases de la desescalada, porque nuestro objetivo fundamental es garantizar la seguridad de trabajadores y clientes», indica la gerente de Puerto Venecia, Yolanda Gimeno. En efecto, el proceso será muy progresivo. Así, los primeros días deberán abrir con un horario preferente para las personas mayores, un aforo del 40% y siempre garantizando la distancia mínima de dos metros. Además, no se podrá hacer uso de las zonas comunes y habrá que esperar a la fase final, que en principio comenzará el 8 de junio, para utilizar estas zonas recreativas con un aforo limitado al 50%.

Los centros de Zaragoza se muestran muy prudentes a este respecto y prefieren no concretar las medidas que están preparando, debido también a que la incertidumbre sobre cómo deberán desarrollarse todos los procesos aún es grande. Por lo pronto, las grandes superficies acumulan ya un mes y medio de inactividad, lo que va a generar un agujero enorme para sus operadores, sobre todo para las tiendas que no pertenecen a grandes enseñas. En Puerto Venecia y Grancasa tan solo funcionan sus respectivos Hipercor de El Corte Inglés, en Aragonia el Mercadona y en Augusta el Carrefour, mientras que Plaza Imperial está totalmente cerrado.

La cautela y la inquietud es tan grande que ningún centro ni gran almacén de la ciudad ha permitido a este diario realizar fotos del interior de sus galerías comerciales. Aseguran que no quieren que los clientes recuerden esa imagen de inactividad, como si quisieran que todo esto solo hubiera sido un mal sueño.

Lo que está claro es que el acto de ir a comprar cambiará en un futuro. El Gobierno, por ejemplo, ya ha preparado una guía para evitar contagios en la que se recomienda que los probadores estén cerrados o solo abran una parte de ellos y, por supuesto, limpiándose tras cada uso. También se prevé que la ropa devuelta tendrá que desinfectarse y ponerse en cuarentena durante 48 horas, mientras que se aconsejará a los dependientes que lleven guantes. Los clientes, por su parte, deberán evitar tocar el pasamanos de las escaleras mecánicas.

Los empleados del sector que acuden a sus lugares de trabajo ya están adoptando una serie de medidas de seguridad. En los centros de El Corte Inglés de Zaragoza, por ejemplo, se les toma la temperatura al entrar y todos ellos utilizan guantes y mascarillas. «Además de en las oficinas, sigue habiendo trabajadores en las plantas que se encargan de preparar los pedidos online», apuntan fuentes de la cadena, que, obviamente, ha presentado un ERTE para buena parte de su plantilla.

Fuentes de Grancasa aseguran, por su parte, que están «ultimando la elaboración de un plan para retornar gradualmente a la operación normal cumpliendo con las medidas de prevención y contención del virus que aprueben las autoridades».

La puesta en marcha de todas estas medidas va a generar más gastos a los centros y también a sus operadores. Todo ello, unido a una previsible caída del consumo, impactará de lleno en las grandes superficies. Algunas de ellas ya arrastran problemas desde hace tiempo, como es el caso de Plaza Imperial o Augusta.

Por si esto fuera poco, Zaragoza recibirá pronto un nuevo actor: Torre Outlet, el centro que ya se construye sobre la antigua fábrica de Pikolín y cuyo plan especial fue aprobado por el ayuntamiento esta misma semana. Todo ello pondrá las cosas aún más difíciles al pequeño comercio, que en muchas ocasiones ha calificado de contradictorio que el consistorio y la DGA aseguren defenderles mientras por otro lado se impulsa esta gran superficie.

Lo que parece claro es que la crisis del coronavirus va a sacudir los cimientos de todo el sector comercial. Los centros ya lo están sufriendo con la parálisis actual, algo que ha hecho que por ejemplo Los Porches del Audiorama suspenda el alquiler a sus operadores de forma temporal.