Los gimnasios y centros deportivos de Aragón podrán abrir a partir de este martes, 15 de diciembre, tras el levantamiento de parte de las restricciones impuestas por el Gobierno de Aragón con motivo de la pandemia de covid. Después de varias semanas cerrados, levantan de nuevo sus persianas para permitir a sus usuarios regresar y hacer ejercicio. “Desde que anunciaron el sábado que íbamos a poder abrir hemos estado trabajando en el local. Eso sí, hasta última hora no hemos sabido bien en qué condiciones íbamos a reabrir”, explica Óscar García, uno de los socios del gimnasio Iron Salfer, en la calle La Paz de Zaragoza.

Uno de los cambios principales con respecto a las anteriores restricciones que regían antes del cierre son las duchas, que ahora podrán utilizarse aunque siempre cumpliendo con unas estrictas normas de seguridad. Los aforos establecidos en los centros deportivos serán del 30%, lo que permitirá un leve desahogo para este sector. “Esta vez ha sido muy duro. Cuando tuvimos que cerrar en marzo pedí un crédito ICO y en octubre, cuando tuvimos que cerrar de nuevo, ya lo había gastado. Llevo sin cobrar desde febrero y me he quedado a cero en el banco, pero haré todo lo que pueda para aguantar. Mi trabajo me encanta”, asegura García.

Para poder capear el temporal, en el gimnasio Iron Salfer (que lleva abierto desde el 1986) han tenido que prescindir de algunos trabajadores y de parte de las máquinas que tenían para hacer ejercicio. “Tenemos que andar negociando con el dueño del local, con los de la luz y con todos nuestros proveedores porque ahora no podemos pagar todo”, explica. Durante el tiempo que han estado cerrados no han cobrado las cuotas a sus usuarios. “Tenemos que aguantar como sea”, añade García y cuenta que, para ello, el carácter “familiar” de su gimnasio es una baza a favor. “Tenemos clientes que llevan viniendo desde el primer día que abrimos, hace más de 30 años, y nos apoyan mucho. Todos los días recibo llamadas para ver cuándo vamos a abrir y para preguntar qué tal estamos”, asegura el propietario de este negocio.

En Jaca, en el rocódromo Indoorwall, también se muestran esperanzados ante la reapertura, pero no son demasiado optimistas en el medio plazo. “Trabajamos con la expectativa de tener que cerrar de nuevo el 15 de enero”, afirma resignado el dueño de este centro deportivo, José Luis Gómez. Indoorwall abrió en septiembre del 2019, por lo que cuando llegó el covid no llevaban ni un año funcionando. Su puesta en marcha costó cientos de miles de euros, y este año está resultando muy complicado empezar a amortizar la inversión.

“Verano es la peor época para nosotros y fue cuando pudimos reabrir. En septiembre la gente comenzó a apuntarse y pusimos en marcha la escuela de escalada y en octubre cerramos otra vez”, relata Gómez. Según su punto de vista las restricciones del Gobierno de Aragón han supuesto un “agravio” dado que no todos los centros deportivos son iguales ni todos pueden ofrecer las mismas condiciones de seguridad. “Nosotros tenemos un local muy grande con mucha ventilación. Se escala de manera individual y con mascarilla y no hay aglomeraciones”, explica. Y mientras ellos han tenido que cerrar, argumenta, los centros comerciales han estado llenos.

A pesar de la “frustración”, cuenta Gómez, tienen ganas de volver a empezar. “Tenemos a los chavales de la escuela locos por volver a escalar”, asegura. Mientras han estado cerrados han mantenido la actividad del negocio gracias a una cafetería de la que disponen que tiene una pequeña terraza. “Si no levantan el confinamiento perimetral de Aragón con un 30% nos es suficiente para poder trabajar. Si abrieran se nos quedaría escaso”, zanja.