Aragón presume de cerezas y Tarsicio Viejo sabe bien por qué. Él es uno de los grandes distribuidores de esta fruta en la comunidad. Cada año un millón de kilos salen de sus instalaciones de Sabiñán (Zaragoza), procedentes de entre 180 y 200 productores de la comarca del Aranda, Calatayud y Valdejalón que confían a él la comercialización de este producto bajo la marca Fruservi. Son cerezas que han crecido en altura, lo que les confiere una «mayor dureza, brillo y calidad», reconoce Tarsicio Viejo, que comenzó en el negocio a finales de los 80.

La empresa, que lleva su nombre, volverá a comercializar este año alrededor de mil toneladas de kilos de cereza en el mercado nacional, pero también en otros países. Y todo ello gracias a un año que Viejo califica de «bueno», ya que «el precio es algo mayor que el pasado año y la calidad también».

Paradójicamente, Tarsicio no tenía ninguna vinculación con el negocio de la fruta, ya que su trabajo en Barcelona consistía hace más de 30 años en la investigación de mercados, pero su regreso al pueblo le permitió adentrarse en el sector mayorista y de ahí dio el salto a la distribución de cerezas. Sus hijos, Raúl y Juan Luis también siguen sus pasos y le ayudan a sacar adelante el negocio, en el que trabajan unas 12 personas.

La compañía también comercializa ciruela, unos 500.000 kilos, melocotón, albaricoque y, en invierno, vende manzana, pera conferencia y blanquilla, lo que permite mantener los puestos de trabajo durante todo el año. «Me gusta pensar que cumplo una función social porque las personas que trabajan aquí fijan población en el medio rural». «Además -añade Viejo—los agricultores que nos confían sus cerezas suelen ser en su mayoría pequeños productores», ya que de los casi 200 tan solo seis manejan un volumen superior a los 100.000 kilos de cerezas.

DE BARCELONA A PARÍS

Las cerezas de esta zona de Aragón se comen en ciudades como París, Barcelona, Oporto, Milán, Lisboa, Madrid o Barcelona. El principal mercado sigue siendo el nacional, que aglutina el 60% de la comercialización, aunque la exportación va ganando terreno progresivamente y ya alcanza un 40% restante.

Este año, las cerezas de Tarsicio Viejo se venderán a precios que oscilan entre el euro y los más de tres euros el kilo. «Todo depende del calibre de cada cereza, ya que algunas pueden superar los 30 milímetros de diámetro», reconoce este comerciante. Este año se han llegado a pagar incluso a más de cinco euros el kilo de cereza en París. Eso sí, se vendieron al final de la campaña y de un calibre más que considerable, señala Viejo.

La compañía aragonesa espera cerrar el año con una facturación que rondará los tres millones de euros, debido al incremento de los precios. Este hecho, precisamente, repercutirá también en los agricultores que obtendrán un mayor beneficio que otros años, según reconocen desde el propio sector.