La barrera que hay entre jóvenes y ancianos parece insalvable, la sensación de que cada generación viene de un planeta diferente es más que evidente, especialmente cuando las nuevas tecnologías están de por medio. Para "romper con los estereotipos sobre las distancias intergeneracionales", en palabras de Ana Laborda encargada de coordinarlas, las Casas de juventud de Zaragoza se reunieron ayer en el centro El túnel del barrio Oliver en la I Jornada intergeneracional navideña.

El espíritu del evento fue usar el ocio como punto de encuentro entre jóvenes y mayores. Para ello se invitó a los beneficiarios del servicio de ayuda a domicilio del ayuntamiento y a los grupos de canto de los PIEEs y casas de juventud para representar a los adolescentes. Laborda planteó la necesidad de que "los mayores conozcan los espacios de ocio de los jóvenes, y vean que llevan a cabo un ocio saludable y cultural". Y falta hace, prueba de ello son Victoria y Manuel, que viven a dos calles de El túnel, y cogieron el autobús pensando que tenían que ir más lejos. Y aún así se mostraron encantados con las actividades programadas y afirman que si les avisan de las próximas volverán sin dudarlo.

La primera de las actividades, una exhibición de villancicos, comenzó de manera más tradicional con Adeste fideles, que encantó a los más mayores, aunque en seguida el repertorio se volvió más moderno, pasando por John Lennon y llegando a cantar alguna canción en japonés, ante la sorpresa de Victoria a la que pareció "muy bonito, pero no entendía nada". Isabel Vera, profesora de los grupos destacó el valor del encuentro "porque tendemos a dejar a los mayores de lado, cuando son una parte importantísima de la sociedad". Además agradeció la implicación de los alumnos, que "siempre están muy dispuestos a participar". Prueba de ello es Sonia que, con seis años en el grupo, es una de las más veteranas. Para ella este es un momento "especial, porque nos juntamos gente de diferentes sitios".

El taller de degustación de dulces navideños también llamó la atención de los presentes. En esta ocasión la cocinera Esther Albalá y su pinche Sergio Copero, de la asociación Daruma, prepararon y enseñaron a preparar popcakes y a decorarlos con motivos navideños. Estos son una especie de repostería que une un pastel y la idea de una piruleta, una especie de bizcocho con palo. Esther destaca la capacidad de la iniciativa para "que la gente mayor vea que los jóvenes también tienen intereses, y puedan compartirlos".

De cara al futuro la coordinadora Ana Laborda, ante la buen ambiente de esta jornada, planea expandirlo a otras zonas gestionadas por las casas de juventud. Así, mediante actividades de ocio, se intentará ir cerrando poco a poco la distancia que separa a mayores y jóvenes.