Se suele decir que todo lo que sube, baja, y así ha ocurrido con la afluencia de personas en los bares, cuyas terrazas se volvieron a llenar ayer pese a que los cielos avecinaban lluvia. Eso sí, menos que el día anterior.

La apariencia del paseo Calanda de Zaragoza era muy distinta a la del lunes, cuando se produjo un hacinamiento de personas deseosas por volver a sentarse en la terraza de un bar. En este paseo de la capital aragonesa se disfruta de anchas aceras ocupadas por los veladores, por lo que eran numerosos los establecimientos abiertos y con clientela. Sin embargo, la concienciación brilla por su ausencia, según los camareros y gerentes y los propios clientes. «No veo a la gente concienciada, se agrupa y no tiene aprendida la lección del distanciamiento, cada uno va a su aire, sobre todo la juventud», comentó el propietario de uno de los bares. Desde su punto de vista, ni los propios dueños acometen el distanciamiento. «Si ellos no miran ni velan por la seguridad, poco le puedes pedir a la juventud. Hay gente a la que le prima más la economía que la seguridad», añadió.

En otra de las terrazas se reencontraron Aarón, Hugo y David. Estos tres amigos, de entre 16 y 19 años, volvieron a quedar el martes y aseguraron que el ambiente era muy distinto al día anterior. «Había mucha gente por la tarde, muy apelotonada y muchas mesas, más de las debidas», comentó Aarón. Este joven cree que «la gente no es consciente de lo que está pasando realmente».

Pilar también disfrutó de un refresco junto a su pareja, en una tarde que le pareció «rara», ya que la situación es muy distinta, «por la división de mesas, porque hay veces que está todo ocupado y hay que esperar», comentó. Se percató de que en algunos momentos la gente no se da cuenta y se acerca demasiado, pero ella siempre tiende a tomar medidas de seguridad. Piensa que es necesario que, de momento, haya normas, «luego todo se irá relajando», concluyó.

Mariano, del café bar los Cuberos, ratificó que ayer fue un día de normalidad y aseguró que la cerveza sigue siendo la preferida. Para él, los vídeos difundidos del paseo es la misma imagen que si te diriges al centro o a otras calles con terraza. Considera que no se están tomando las medidas necesarias, «no se ha sacado una normativa clara para la hostelería», apuntó. En su caso, atiende con mascarilla todo el tiempo y se lava las manos continuamente, pero la mayoría de clientes no llevan protección.

Los hermanos que sacan adelante el asador La Rueda comentaron que, tras el toque de atención, la gente acudió más sensata y con mayor control. Sin embargo, no ven ni al sector ni a la población sensibilizados. «Nos lo tomamos como si esto no fuera con nosotros, nos olvidamos de lo que está pasando», dijeron. Ambos lamentaron verse desamparados y reiteraron que «la hostelería aglutina a mucha economía y de ella dependen muchos negocios».