El cese de la actividad de la central térmica de Andorra, uno de los mayores centros de producción de electricidad que hay en España, arrastrará al cierre a las tres minas a cielo abierto de carbón que quedan en activo en Teruel, ubicadas en las localidades de Ariño, Estercuel y Foz Calanda. De hecho, solo la situada en la primera de estos municipios, que explota la empresa Samca, tiene visos de continuar funcionando a partir del 1 de enero del 2019, pero para ello debe devolver los 7 millones de euros de ayudas públicas recibidas desde el 2011. La decisión final sigue en el aire a la espera de que Endesa concrete las perspectivas y condiciones de funcionamiento de su planta hasta su clausura en junio del 2020.

La Unión Europea estableció ya en el 2010 que, a partir del próximo año, ninguna mina de carbón podría recibir ayudas y que solo seguirían abiertas aquellas que fueran competitivas por sí solas. A esta limitación se suma otra, acordada entre el Gobierno central y Bruselas, por la que después del 31 de diciembre del 2018 las explotaciones que quisieran continuar operando deberán devolver todas las subvenciones para el cierre que las empresas hubieran recibido desde el 2011.

Hasta fechas recientes, el grupo liderado por Ángel Luengo había manifestado su intención devolver las ayudas de la mina Santa María de Ariño. Así lo transmitió a los sindicatos y al ayuntamiento, pero los agentes del sector no dan por garantizada la continuidad hasta que no se clarifique el plan de cierre de la térmica.

De este yacimiento sale más del 80% del mineral que llega a la central andorrana de Endesa. Existen en activo otras dos pequeñas minas en Foz Calanda y Estercuel, que explotan Samca y Compañia General Minera de Teruel, respectivamente. Ambas cesarán su actividad con el próximo cambio de año.

PREJUBILACIONES

No obstante, el futuro de los 115 mineros (plantilla propia) que quedan en activo -103 en Samca y 12 en Compañía General Minera- está asegurado gracias a las prejubilaciones y bajas incentivadas que contempla el nuevo plan para la reconversión del carbón pactado hace un mes por los sindicatos, la patronal minera y el Gobierno central. Algo más complicado lo tiene los 130 empleados de las contratas que trabajan en las explotaciones, ya que no tienen derecho al retiro anticipado y cuya recolocación dependerá de que se crean nuevos nichos de empleo en la zona.

En este sentido, Samca ha lanzado una prometedora iniciativa que dará una segunda vida al carbón —en su variante de la leonardita— para fabricar fertilizantes agrarios. La compañía prevé iniciar en breve la construcción de la planta en Ariño, que creará 37 empleos y hará que la actividad minera prosiga en la zona, aunque con una dimensión menor.

La última mina de carbón cerrada en Aragón fue el pozo Sierra de Arcos de Ariño a finales del 2016, que fue también la última subterránea de la comunidad. Desde el 2010 se han clausurado otras tres: una en Gargallo (de Endesa) y dos en Mequinenza (Minera del Bajo Segre y Carbonífera del Ebro). Anteriormente desaparecieron la mina María de Ariño (en el 2009), Elvira de Estercuel (2005), La Oportuna (2005) y la mítica Innominada (ambas en Andorra).