El aumento de las temperaturas en las últimas horas ha provocado el rápido deshielo de la nieve caída en los últimos días en la provincia de Teruel y, por lo tanto, el incremento «repentino» de los caudales de los ríos de la margen derecha del Ebro, desde el Jalón y el Jiloca hasta el Bergantes, pasando por el Huerva, el Aguasvivas (que habitualmente discurre seco) o el Guadalope.

La situación más preocupante era la del Huerva, al ser el afluente que tiene una mayor actividad en sus riberas. Por este motivo, la Confederación Hidrográfica del Ebro emitió ayer una alerta a Protección Civil para vigilar la situación y estar preparados ante los posibles efectos de esta crecida en sus pueblos ribereños.

A mediodía no se descartaba que el Huerva pudiera desbordarse en algún punto llegada la punta de la crecida, esperada para el final de la tarde o principios de la noche. Los embalses que se encuentran en su cauce, el de Las Torcas y el de Mezalocha, no tienen la capacidad sufuciente para regular este tipo de crecidas, de modo que pese a que se encontraban a escasa capacidad, no podían absorber todo el incremento de caudal provocado por el deshielo.

En concreto, el río Huerva a la altura del embalse de Las Torcas registraba un caudal de 32 m3/segundo a las 20.00 horas, triplicando el de la noche anterior. En el embalse de Mezalocha, el mayor caudal se registraba a las 17.00 horas, con 16 m3/ segundo. A las 20.00 horas, el caudal del Huerva se mantenía en 4m3/segundo en Zaragoza, dentro de los valores normales.

Desde el Gobierno de Aragón, que activó el protocolo de Protección Civil ante el posible desbordamiento del Huerva en zonas habitadas, subrayaron que el de ayer fue «un episodio normal» de aumento de caudales, ya que las previsiones se centraban en que los posibles desbordamientos afectarían solo a las huertas aledañas al río. No obstante, el operativo ante cualquier eventualidad estaba «preparado».

La Confederación Hidrográfica del Ebro compartió también una serie de consejos ante las eventuales crecidas, como la necesidad de alejarse de barrancos, torrentes y zonas expuestas; no cruzar tramos inundados y abandonar el vehículo ante una zona inundada; así como respetar la señalización de prohibición de paso en las vías o los caminos afectados por las crecidas.