El Plan de Actuación de 2014 de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) se aprobó ayer en la Junta de Gobierno de este organismo con el voto en contra de los representantes de las hidroeléctricas --a las que la CHE les reclama ahora el dinero procedente de la reserva de energía por explotar los saltos hidroeléctricos-- y la abstención de Cataluña, disconforme con los caudales ecológicos fijados para el delta. El presidente del organismo de la cuenca, Xavier de Pedro, destacó que la falta de presupuesto que llega desde Madrid hace que la CHE tenga que asumir parte de la financiación. El año pasado, ejecutó el 95% de los casi 59 millones presupuestados.

La previsión presupuestaria para este ejercicio es de casi 72,5 millones, de los que la CHE deberá aportar dos millones en restitución territorial, una cantidad aún sin definir en los accesos de Jánovas y alrededor de 200.000 en Yesa. Además de la continuación de Yesa, el Plan de Actuación recoge el impulso este año de las obras de interés general que están en marcha en Mularroya, el sistema Biscarrués-Almudévar, Valdepatao y Santolea.

Sobre las crecidas del Ebro, De Pedro afirmó que la confederación está como un "sandwich" entre las reclamaciones de los municipios --que ayer protestaron a las puertas del organismo-- y las advertencias de los ecologistas. Mientras los alcaldes quieren una mayor limpieza del río, los medioambientalistas exigen las máximas garantías de protección establecidas por la Red Natura. "Nosotros tratamos de cumplir al máximo la legislación ambiental, pero ni el río Ebro es un canal que se pueda dragar libremente ni tampoco creemos que sea un caudal que no se pueda tocar. Hay que encontrar un punto medio", indicó el presidente de la CHE, quien destacó también que las inundaciones son un fenómeno natural.