La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha concluido tres actuaciones destinadas a la mejora del hábitat para la Anodonta anatina, Potomida litoralis y Unio mancus, náyades autóctonas del Ebro en Aragón.

Esta acción general es el resultado de la coordinación administrativa entre la CHE y el Gobierno de Aragón en el marco de la "Estrategia de conservación de la almeja de río, Margaritifera auricularia, en España", informan fuentes de la CHE en una nota de prensa.

Los trabajos han consistido en pequeñas intervenciones para facilitar la entrada de agua y mantenimiento de caudales en tres brazos laterales o "madres" que constituyen hábitats actuales o potenciales de náyades y que se veían afectados por la situación de estiaje, informa el organismo de cuenca en una nota de prensa.

En concreto, se ha actuado en la Mejana aguas arriba de Gallur, en el término municipal de Novillas; en la Madre de la Matilla, en Alcalá de Ebro y en el brazo de Juslibol, en Zaragoza, en todos los casos con informes favorables y coordinación con el Gobierno de Aragón.

Junto con estas actuaciones, el Organismo dirigirá las actuaciones del proyecto promovido por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural del MAPAMA, en colaboración con los ejecutivos autonómicos de Navarra y Aragón, que consiste en la instalación de un laboratorio para el control de Margaritífera en el Canal Imperial de Aragón, el mayor reservorio de la especie que existe actualmente.

Esta instalación se ubicará en el Canal en el Bocal (Tudela) y se plantea para mejorar los trabajos del Ejecutivo aragonés que actualmente realiza el seguimiento en sus instalaciones de la Alfranca.

El Organismo de cuenca ha realizado además, en varias ocasiones, prospecciones y estudios de náyades en el curso medio del Ebro, base para un estudio sobre su composición, distribución y abundancia, que han constatado la supervivencia de Margaritifera auricularia en Aragón y Navarra.

Gracias a estas labores, en Navarra se detectó el primer ejemplar vivo conocido en dicha Comunidad, que certificó que esta especie es todavía viable en el cauce principal del Ebro, a pesar de las amenazas y de seguir considerándose en peligro de extinción, más aún teniendo en cuenta que el ejemplar hallado es relativamente joven, se estima de unos 15 años, para una especie muy longeva que puede alcanzar los 100 años.