No existe "riesgo inminente" de inundación para las zonas amenazadas por la rotura parcial, hace nueve días, de una mota en el río Ebro, situada entre Zaragoza y Pastriz. Aunque podría haberlo en caso de que el nivel de las aguas aumente. Así lo determinaron ayer, tras una inspección ocular, los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Su presidente, Xavier de Pedro, aseguró a pie de dique que "no un hay peligro inminente" de que este acabe reventando, "pero seguiremos vigilantes". Y es que los técnicos contemplan "tres posibles escenarios" para los próximos días.

Si el nivel del Ebro continúa como hasta ahora --tal y como anuncian las previsiones de la propia CHE para los próximos dos días, en torno a los 800 metros cúbicos por segundo a su paso por Zaragoza--, los técnicos aseguran que no hay peligro de derrumbe de la mota, pero "las aguas seguirán muy altas para intervenir con plena seguridad" junto al cauce.

Si el nivel del río desciende, "se podría actuar", aseguró uno de los técnicos desplazados a la zona. En tal caso, podría reforzarse la barrera dañada con gravas, tal y como pretendían los vecinos de la urbanización más cercana, la Torre Urzaiz, a la que se llega por Pastriz pero que se levanta en término municipal de Zaragoza.

Sin embargo, esta sería una solución provisional. Y, según los técnicos, "no merecería la pena gastarse unos 15.000 para que la siguiente riada se arrastre de nuevo las gravas".

De todos modos, los vecinos, que son quienes tendrían que hacerse cargo de los gastos, ya que no es competencia de la CHE el refuerzo de las motas, aseguran que no están "en condiciones económicas de asumir ese coste", en palabras de Pilar Vara, presidenta de la asociación vecinal de la Torre Urzaiz.

La CHE ya autorizó el pasado viernes a los vecinos a intervenir sin necesidad de tramitar los permisos habituales para actuar en dominio público hidráulico. El artículo 7 de la Ley de Aguas contempla que, en caso de urgente necesidad, podrán realizarse trabajos de protección de márgenes de los cauces siempre que estos sean puestos en conocimiento de la confederación en el plazo de un mes para que esta pueda resolver sobre su legalización a posteriori.

El tercero y último de los escenarios que contempla la CHE es que, si vuelve a subir el nivel de las aguas, la fuerza de la riada pueda terminar de erosionar la parte de la mota que ya está debilitada. Entonces, podría haber consecuencias para las zonas habitadas, amén de que una ganadería brava y hectáreas de cultivos quedarían bajo las aguas.