Gastrónomo

Ha conducido unas jornadas gastronómicas muy importantes, aunque ligeramente inadvertidas en Zaragoza: El Fogón Esotérico, que se celebró los días 19 al 21 de marzo en Rubielos de Mora, promovido por la Asociación de Turismo de Gúdar.

De esas jornadas nació el primer número de un coleccionable anual que se presentó en Valderrobres. Nuestro invitado es valenciano, escritor y gastrónomo.

--Es curioso el nombre de El Fogón esotérico.

--Sí, es un viaje por las culturas y las latitudes del mundo. Hemos empezado por el Crisol Andalusí, con las tres culturas y para un próximo evento trataremos la precolombina.

--Hay una cocina templaria que no se ha estudiado demasiado.

--Sí, y que es muy interesante en esta zona porque los templarios y órdenes militares tuvieron mucha relación con Oriente y nos trajeron elementos que hoy están instalados en nuestra cocina. Los primeros las especias. Algunas razas de ovejas y cabras como la oveja crestona.

--¿Qué proyecto editorial asumen con estas jornadas?

--Se trata de un coleccionable que verá un número por año. Este ejemplar recoge las ponencias de las jornadas, una introducción que hago yo y las recetas a todo color.

--¿Cómo se desarrollaron las jornadas en Rubielos de Mora?

--Colaboramos con los establecimientos hosteleros, de forma que ellos ofrecen estas recetas durante esos días. La víspera las damos a conocer, introducidas por el cocinero Luis Estopiñán.

--Me parece muy bien que un valenciano posea esa fascinación por nuestra cocina y nuestra tierra.

--Bueno, conozco vuestra tierra y me encanta. Por eso además, el último día de las jornadas cada restaurante ofrece una propuesta de cocina aragonesa a su gusto.

--¿Es interesante esa cocina, que nace de una gastronomía pobre?

--Muy interesante, lo que pasa es que ahora uno puede comerse una merluza en cualquier rincón. Pero las señas de identidad se mantienen con una gran calidad, y serían el ternasco, el aceite y el jamón.

--¿Ha crecido sobremanera un turismo gastronómico?

--Sin duda. Ahora la gente acude a disfrutar de un monumento pero de paso quiere disfrutar de otro monumento gastronómico. Es una forma, además, de satisfacer todos los sentidos cuando esa cocina es de calidad. Lo único que hay que evitar es un turismo masivo, que puede estropear todos estos conceptos.

--¿Y eso lo saben en Teruel?

--Yo echo de menos en el logo Teruel Existe más turolenses. Hay una minoría ilustrada muy importante, pero necesitan que se suba al carro toda la población para lograr levantar la provincia.