"Este suelo está abombado, lo que quiere decir que existen problemas que habrá que indagar en la red de evacuación de aguas o en la propia arqueta del portal". Así comienza el simulacro de inspección técnica organizado por EL PERIODICO y protagonizado, con la complicidad del ayuntamiento, por un aparejador en uno de los inmuebles de San Pablo.

Con el formulario oficial en la mano, la visita --que la realizará un arquitecto, aparejador o ingeniero debidamente colegiado y contratado por la comunidad de vecinos-- se centra en la inspección de todos aquellos elementos constructivos ligados a la seguridad del inmueble, como la estructura y su cimentación, los vuelos, la cubierta, forjados, escaleras o fachada. Un recorrido ocular que también incluye el interior de cada vivienda.

Nada más entrar al portal, el técnico ya detecta la curvatura del firme. "El problema de las humedades es fundamental, ya que la seguridad de la edificación se basa en la cimentación, que puede verse muy afectada por las filtraciones de agua de las tuberías o redes de abastecimiento. El agua podría mover cualquier elemento, provocando inestabilidad".

En este caso hay suerte, y la bodega permite visualizar la cimentación. "Basta con echar un vistazo para saber si existen lesiones. Pilares con grietas, hundimientos o compresiones excesivas nos lo indicarían. Si esto ocurre, el técnico encargaría pruebas de carga, una prospección geológica del terreno o incluso determinadas catas", añade mientras observa la escalera por donde se accede a cada rellano.

La estética no cuenta

Poco a poco, se van rellenando las casillas referentes a la estructura. "El muro o pared de cierre de la escalera es muy importante, lo mismo que el asentamiento de los peldaños". Mientras avanza, tropieza con algunas baldosas sueltas, pero no le da importancia "porque no inspeccionamos la estética".

Ya en el interior de una de las viviendas, observa detenidamente el suelo y comprueba su horizontalidad. "Está perfecto", concluye. Tampoco detecta grietas en paredes o techos. "Que esta primera planta esté bien no asegura el estado de la cuarta". Entra ahora en el baño, y después en la cocina.

Ya en el último piso, el profesional se detiene en el rellano. "Por lo general, los techos de las viviendas se pintan para esconder las humedades, y es en los rellanos de escalera donde con más facilidad se comprueba la existencia de posibles filtraciones en la cubierta". Después, observa el estado de las vigas de madera del tejado y si aparece algún atisbo de insectos, y la totalidad de la cubierta.

Los vuelos, cornisas, canalones, aplacados, pinturas, carpintería y cerrajería de las fachadas exteriores e interiores también se comprueban. Y ya, sólo quedarían por rellenar los elementos anejos al inmueble: toldos, antenas, mástiles, chimeneas, máquinas de aire acondicionado, rótulos y marquesinas.

A pesar del buen estado general del edificio, el responsable no firma la ITV por las humedades en el portal. La comunidad deberá pedir una licencia de obra y solucionarlo. "El 99% de los elementos son comunes al edificio, por lo que los gastos de reparación correrán a cargo de la comunidad", afirma. De ahí que nadie se atreva a hablar del coste de esta inspección, que dependerá de cada caso concreto.

Si las lesiones hubieran sido graves o requerido una intervención rápida, el técnico lo pondría en conocimiento de Urbanismo, que dictaría una orden de ejecución de obra para facilitar la urgencia de la reparación. Y si fueran muy graves, el propio arquitecto o aparejador adoptaría medidas de seguridad.

La comunidad deberá visar esta ITV en un colegio profesional y presentarla en el registro de Urbanismo junto a una ficha que rellenará el administrador o presidente. Un formulario con el número de plantas y viviendas ocupadas, en propiedad o alquiler, y desocupadas; su superficie; el número de aparcamientos y trasteros, y una serie de datos urbanísticos. Ahora sí que ha terminado el chequeo.