Un chuletón de 87 euros le va a permitir al concejal de Zaragoza en Común (ZeC) Alberto Cubero ganar cuatro kilos. No se puede interpretar literalmente esta frase (aunque no le vendría mal con el peso que ha perdido en el último año), pero es, más o menos, lo que ayer quiso explicar a los ciudadanos el responsable de Servicios Públicos y Personal del Ayuntamiento de Zaragoza a propósito del pulso que mantiene desde el pasado mes de septiembre con la multinacional que gestiona el mantenimiento de los parques y jardines de la capital aragonesa. El edil se refería de nuevo a la factura de una comida que por error incluyó la empresa en una de esas certificaciones que él ha denunciado que se han incrementado de forma injustificada en el último ejercicio. «Hasta 300.000 euros más al mes» por una prestación que, con contrato en vigor, no superaba nunca el millón de euros.

Su comparecencia ante los medios era para celebrar que a raíz de la denuncia pública de aquella factura, que nada tenía que ver con el cuidado de las zonas verdes, la siguiente certificación remitida por FCC ha vuelto a lo que era la normalidad. Y para ilustrarlo exhibió un gráfico hecho por él mismo en el que se mostraba la curva de crecimiento en el gasto que FCC ha reclamado durante el 2018 y como, a raíz de desvelar esa comida, en marzo, la siguiente factura ha vuelto a reducirse. De los más de 1,3 millones de euros que llegó a alcanzar en octubre a los 960.000 del último recibo. «Son más de cuatro millones de euros los que nos estaban robando a manos llenas y solo por una factura de un chuletón de 87 euros se mandó parar. ¿Quién nos lo iba a decir el jugo que iba a dar?», comentó.

Serán las mieles del éxito o el calor electoral, pero lo que venía a anunciar es que, después de ocho meses sin pagar a la contrata (desde septiembre), de tenerla trabajando gratis, ahora volverá a abonar sus certificaciones. Pero no al coste que ella pide, sino a un millón de euros. Una especie de tarifa plana mensual en la que todo lo que supere esa cantidad quedará pendiente de que aporte pruebas que lo justifiquen.

Y es que, remarcó el edil, hay conceptos que han experimentado un incremento demasiado llamativo. La mano de obra, por ejemplo, que representa, según aseguró el concejal, el 90% del coste lineal de cada certificación, se ha encarecido como si en lugar de 200 trabajadores «tuviera cien más», un 50%. Sin que conste que se hayan dado más contrataciones y con el sueldo de la plantilla «congelado desde hace años». Pero, añadió, sí se incluyen «pluses de 10.000 euros al año a trabajadores concretos».

También remarcó que el dinero que se cobraba por las reparaciones de vehículos, unos 2.000 euros al mes, «se han multiplicado por 17». Y es, en ambos casos, «algo injustificado». Como el «famoso» chuletón, que según Cubero «ya nos ha ahorrado 600.000 euros» en dos certificaciones.