Son las 12 de la noche de un miércoles y solo hay una persiana levantada en la calle La Paz. Mientras la mayoría duerme en sus casas, un grupo de diez jóvenes se acerca al local abierto y no disimulan sus ganas de pasarlo bien. Franceses, italianos e ingleses --entre otras nacionalidades-- están citados como cada miércoles en La Chupitería para disfrutar de la fiesta erasmus zaragozana. Este bar participa en la red de Erasmus Student Networt Zaragoza (ESN), una asociación sin ánimo de lucro cuya intención es unir a los estudiantes Erasmus de la Universidad de Zaragoza. Y la fiesta nocturna, al fin y al cabo, es una forma más de fomentar el intercambio cultural.

Alrededor de un mismo vaso de litrona de plástico se agolpan varias personas. Beben gracias a unas pajitas gigantes. La siguiente ronda es de chupitos: se colocan sobre vasos de tubo y se dejan caer como si de un dominó se tratase. Conforme avanza la noche llega el tequila y los camareros dan de beber a morro de la botella a algunas jóvenes.

No hay desfase como en Magaluf, aunque algunos españoles que están en la fiesta aseguran que "a veces se lía bastante". Los nacionales son minoría y se encuentran allí acompañando a los extranjeros, ya que ejercen la función de tutor erasmus. Estos jóvenes, vinculados con la universidad, ofrecen asistencia a los Erasmus a su llegada a Zaragoza; sobre todo les ayudan con el alojamiento, con los programas de estudios o a no perderse en la ciudad. "¿Que si los tutores los traemos aquí? Al principio les ayudamos con las cuestiones más básicas pero ahora son ellos los que nos traen a nosotros de fiesta --explica un tutor erasmus-- si no fuera por la fiesta, un miércoles yo estaría en mi casa".