La Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza dio ayer su beneplácito al acuerdo alcanzado entre el consistorio y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para desbloquear la cicatriz urbana que representan los suelos del Portillo, entre el barrio de Delicias y el centro de la ciudad. Un pacto que se ratificó vía real decreto ministerial «hace unos días» por el que, tal y como adelantó este diario, se hacía pública la «desafectación expresa» de los 40.000 metros cuadrados, el 54% de todo el área. Esta impulsaba una reparcelación que permitirá sacar a la venta la parcela para levantar 220 pisos, y así reducir la elevada deuda de su propietario, la sociedad Zaragoza Alta Velocidad (ZAV), y por otro lado, plantearse acometer las obras de urbanización, valoradas en 12 millones. De ellos, se excluirían los 8,5 millones que costaría trasladar las oficinas de la antigua estación a la intermodal y demoler el edificio de Correos e indemnizar a la empresa. Solo esto suponía el 40% de la factura global.

El jefe de Planificación de Urbanismo, Ramón Betrán, explicó que solo faltan dos pasos a dar por Adif para tramitar esa reparcelación. Por un lado, la retirada del contencioso que ha bloqueado durante tres años la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que servía para trasladar el suelo residencial junto a la rotonda de la Ciudadanía, y convertirlo en la joya más codiciada de ZAV (los usos terciarios se llevan bajo el edificio de Correos y en paralelo a la avenida Anselmo Clavé). Por otro, «transferir la propiedad de todos los suelos a ZAV», algo que deberán formalizar entre ellos.

Con esto, la sociedad podrá iniciar la tramitación de un proyecto de reparcelación «que tiene hecho desde hace dos años» y a la que se daría «máxima prioridad». Y también enajenar el suelo para pisos, que no servirá para costear la urbanización, sino para reducir su deuda con los bancos.