El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, demostró ayer ante una abarrotada sala de La Rotonda, del Centro Cívico Delicias que necesita ser escuchado. Por unas 150 personas que acudían a su invitación al Café con el alcalde con ganas de hacerse oir. Por sus aceras, por lo sucias que están sus calles, por el transporte público, por lo injusto del reparto de dinero en los presupuestos participativos que dejan allí la ratio de inversión por habitante más baja, o de las calzadas y el arbolado tan dejado. Delicias quería hablar de Delicias, pero él dejó algunas píldoras sobre asuntos que le ponen a cien por hora.

No se había tomado ningún café todavía cuando trataba de explicarles la diferencia entre democracia participativa y representativa. O de cómo los alcaldes de los barrios rurales se portaban «como caciques, en el buen sentido de la palabra» porque «les sabe mal» que la gente elija en qué proyectos invertir el dinero.

Eso después de explicar cómo los gobiernos anteriores proporcionaban cuantiosas cantidades de dinero a las contratas en intereses de demora a base de no pagarles. «30 millones de euros», dijo, dejando ojiplático al respetable. Y sin olvidarse de hablar de que «se le regalaba dinero a FCC con el arbolado» con la poda y un inventario de ejemplares de gran porte que triplicaba al real, explicó. Pero los vecinos quieren que reponga él los que se han desplomado en el barrio. Prometió hacerlo en un plan este año, y de paso anunció que el nuevo contrato del mantenimiento de los parques se licitará «en diciembre». Al menos ya se sabe que hasta el 2019 no habrá adjudicatario entonces.

Y también habló del futuro. ¿De ZeC o del suyo? Explicó que «igual hay que buscar perfiles expertos», de personas, «más que carnets de partidos». Su idea es respetar la «diversidad» y no convertir la confluencia «en una pugna de partidos». «Pero no sé lo que va a pasar», añadió, «porque somos gente independiente y de partidos, y los equilibrios son difíciles».