Por mucho empeño que pongan los profesores de los institutos aragoneses, a menudo es complicado hacer de la Física o la Química un campo que apasione a los estudiantes. Pero el equipamiento de la Universidad de Zaragoza, sin embargo, puede ayudar. Con ese espíritu, el Instituto de Ciencia de Materiales (ICMA) y el Instituto de Síntesis Química y Catálisis Homogénea (ISQCH) han organizado por segundo año consecutivo la actividad CSI Zaragoza (Reloaded), en la que 300 alumnos zaragozanos del Bachillerato científico emularán a los investigadores policiales analizando las muestras de un crimen. Simulado, claro.

Según explicó el investigador José Ignacio García Laureiro, organizador de la actividad --junto a Agustín Camón y Luis Alberto Angurel--, lo que buscan con ello es "fomentar la vocación científica, que los chavales vean que la ciencia se puede aplicar a los problemas reales y que la colaboración entre investigadores es fundamental".

La colaboración la van a necesitar para completar el programa. En las visitas, tanto a la Facultad de Ciencias como al Centro Politécnico Superior, cada clase se divide en grupos y analiza una sustancia, por métodos físicos o químicos --microscopía, cromatografía, análisis de magnetismo...--, con unos resultados que luego tendrán que completar con las pruebas de sus compañeros.

"Está pensado para que no puedan saber qué material es solo con una prueba", explicaba ayer Guillermo Lázaro, investigador del ISQCH, antes de instruir a los jóvenes en el análisis. "Como pasaría en un crimen normal, tienen que someter las pruebas (en este caso, tres líquidos incógnita) a varios análisis", expuso. Incluso se simulan pruebas falsas que los alumnos tendrán que detectar.

Con los resultados, los alumnos elaborarán vídeos y posters que presentarán, en un futuro congreso científico simulado, en el Patio de la Infanta de Ibercaja. Y la actividad también deja sitio para la imaginación: los que lo deseen podrán elaborar un relato ficticio --de 2.014 caracteres-- que explique el crimen en el que han trabajado.

La iniciativa ha tenido buena acogida entre los alumnos, según explicaban Marina Moriano y Salvador Andrés, del IES Medina Albaida. No se confesaban grandes seguidores de la serie CSI, pero sí de la idea de la actividad, "una excursión entretenida en la que te enseñan a manejar aparatos de los que no tienes ni idea", según Salvador. No confiaban en que les cambiase la idea de estudios que llevan en la cabeza, ingeniería industrial y oceanografía en el caso de la alumna.

Además de esta actividad, la Universidad de Zaragoza también está desarrollando esta semana el ciclo Peque-Ziencias, que con el mismo espíritu de despertar la vocación científica (temprana) ofrece talleres para alumnos de tercero a sexto de primaria.