El confinamiento de la población de la comarca del Segriá, en Lérida, está teniendo ya efectos en la economía del turismo de la zona oriental de la provincia de Huesca, donde los ilerdenses son visitantes habituales e incluso cuentan con segundas residencias. Por suerte y por ahora, aseguran los empresarios turísticos, el cierre de Lérida «no ha provocado un efecto dominó» en el resto de turistas a escala nacional.

«Las principales cancelaciones que hemos tenido son de gente de Lérida que se encontraba aquí de vacaciones y el sábado pasado tuvo que volver rápidamente a su casa porque decretaron el confinamiento con apenas unas horas de margen», explica Eva Bizarro, gerente de la Asociación de Empresarios Turísticos de Benasque. Lo bueno, señala Bizarro, es que «con los de fuera de Lérida no ha habido ningún impacto, como sí lo hubo por desgracia con el rebrote de Zaidín y a pesar de que geográficamente estamos más próximos con Lérida».

Lo mismo han detectado en la villa medieval de Alquézar, donde los turistas ilerdenses se encuentran entre los más asiduos en las «escapadas de día». Mariano Altemir, alcalde de la localidad, manifestó que el pasado fin de semana «la Ruta de las Pasarelas registró 1.700 senderistas en lugar de los 2.000 del fin de semana anterior», lo que achacan a que los vecinos catalanes no pudieron ir a pasar el día. «Se nota un bajón importante; son más de 200.000 personas bloqueadas que hacían muchas excursiones de día, porque al estar a una hora y cuarto, eran muchos los que no pernoctaban pero sí se quedaban a comer», explicó.

Laura Ventura, presidenta de la Asociación de Empresarios de la Sierra de Guara, reconoció que aunque no pueden dar una cifra concreta, «varias empresas han tenido cancelaciones» de grupos de turistas ilerdenses que tenían concertada una actividad en las próximas semanas. «No es un número de anulaciones muy importante, pero el cierre de la comarca sí que ha provocado movimiento, consultas, y anulaciones de reservas online de las que no se conoce el motivo», manifestó. Además, alertó de la posibilidad de que se genere un «efecto dominó» con otros turistas, porque la situación en Lérida se suma a las cancelaciones que registraron por el brote de Zaidín y Fraga.

«Es un verano atípico y estamos haciendo todo lo posible para que el daño sea el menor posible y nos ayude a salvar el invierno», concluyó Altemir.