El cierre de la planta de Nissan de Barcelona apenas generará daños colaterales en Aragón, más allá del lógico perjuicio para la imagen industrial de España. Tanto desde el clúster de la automoción (Caar) como desde la secretaría de industria de UGT Aragón han indicado que el impacto será «muy limitado», ya que el volumen de compras en la comunidad era muy reducido (no hay que olvidar que la factoría barcelonesa llevaba años en franca decadencia).

De hecho, ni en el clúster ni en el sindicato sabían de alguna firma aragonesa que trabajara actualmente para Nissan. Eso no quita para que la decisión haya generado «preocupación» en el automóvil aragonés. «Es un golpe duro porque en la anterior crisis no se cerró ninguna fábrica en España», ha recordado el gerente del Caar, David Romeral.

El director general de la patronal de fabricantes Anfac, José López-Tafall, que este jueves ha participado en una videoconferencia organizada por el Mobility City de la Fundación Ibercaja, ha indicado que el cierre de Nissan debe suponer «un aviso» para que sea la última fábrica en cerrar en España. En esta línea, ha insistido en la urgencia de las ayudas directas a la compra de coches y al apoyo a la inversión en las plantas.

«Actualmente no es rentable trasladar una factoría española a otro país, salvo que sea por decisiones políticas; ahí nadie está a salvo, por eso es fundamental seguir fortaleciendo a nuestras fábricas, para que ni lo piensen», ha apuntado el secretario del Metal de UGT Aragón, José Juan Arcéiz.

Por su parte, el secretario general de Industria, Raül Blanco, que también ha participado en la videoconferencia, ha asegurado que el Gobierno va a trabajar para intentar revertir la decisión de Nissan y, si no es posible, para que haya «alternativas industriales» en la factoría de Barcelona.

A este respecto, López-Tafall ha insistido en que «tenemos que ser muy competitivos porque los centros de decisión están fuera de España y si no tenemos en cuenta esto se pondrán en juego mucho empleos cualificados».