Cuando Paula Ortiz empezó a preparar el que iba a ser su primer largometraje, De tu ventana a la mía, Aragón atravesaba ya bastantes años en los que apenas había rodajes y la infraestructura para ello en la comunidad era mínima. Y, sin embargo, formó un equipo de productores aragoneses y se lanzó a la aventura, «¿por qué no? Nosotros, en Aragón, tenemos un paisaje muy bello y muy duro, pero muy rico, que merecía contarse», decía por entonces una directora que tras formarse en Nueva York y Los Ángeles, tenía muy claro qué cine quería inmortalizar.

Para Paula Ortiz el paisaje no es que sea un personaje más del cine, casi se podría decir que es el personaje. Apoyándose en él, a menudo, cuenta mucho más que lo que puede hacer cualquier texto. Amante de mimar hasta el último detalle, la directora nunca tuvo dudas a la hora de localizar para su ópera prima, De tu ventana a la mía, ni para la película que le consagró como una realidad en el cine español, La novia (una versión libre de Bodas de sangre, de uno sus autores preferidos, Federico García Lorca, al que tanto admiró cuando se licenció en Filología Hispánica).

A ella le debe mucho el cine aragonés y parte de todo lo que ha venido desde aquel 2011 (con la Aragón Film Commission como punta de lanza) se puede atribuir a De tu ventana a la mía y la demostración de que se podía hacer cine desde aquí y aquí, dos matices que parecen intrascendentes pero son muy profundos.

Con De tu ventana a la mía inició su idilio con los premios (en cuanto a los largometrajes se refiere ya que en el cortometraje ya contaba con muchos galardones) y tras su estreno en la Seminci de Valladolid se llevó el premio a Mejor Ópera Prima antes de conocer sus tres nominaciones a los Goya. Finalmente no se llevó ninguno pero con la tenacidad aragonesa que le caracteriza levantó un proyecto todavía más ambicioso, La novia, que impactó de tal forma en diciembre del 2015 que arrasó en los Feroz y también en las nominaciones a los Goya (hasta 12 acumuló).

Nuevamente, los académicos no optaron por consagrarle aunque la película se llevó dos estatuillas (Luisa Gavasa por su actuación y Migue Amoedo por la fotografía). Pero el hecho de haber llegado hasta allí con esa lluvia de nominaciones con un presupuesto muy modesto (apenas un millón de euros) fue la confirmación del talento extraordinario de Paula Ortiz. Un milagro que ella definía de forma muy colaborativa: «Con De tu ventana a la mía aprendí que el trabajo del director consiste en saberles contar la película a cada miembro del equipo y saber hacer imaginar en su cabeza hacia dónde va».

Ahora, la directora aragonesa está a punto de empezar a rodar Barba Azul, una adaptación del cuento en clave feminista (una lucha en la que siempre ha estado en primera línea) que se rodará en inglés con actores extranjeros de primer nivel.