El Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) trabaja en la conservación y tipificación del espárrago tradicional de Barbastro debido al interés de la Asociación de Hortelanos Tradicionales y Amigos de la Huerta del Alto Aragón para recuperar y promocionar esta verdura.

Antiguamente la mayoría de las huertas de Barbastro tenían una zona reservada a los espárragos y algunas esparragueras todavía perviven pero se encuentran en serio riesgo de desaparición.

La iniciativa pretende evitar esta pérdida a través de su promoción, para lo que se ha registrado una Marca Nacional de Calidad que incluye tanto las variedades locales de espárrago tradicional como las comerciales de espárrago Grueso Blanco autorizadas en el reglamento desarrollado a tal efecto, informa el Gobierno de Aragón en una nota de prensa.

El CITA colabora conservando diferentes muestras de semillas de esparragueras antiguas en su Banco de Germoplasma Hortícola y describiendo sus características.

Las semillas de los espárragos se conservan en el banco deshidratadas y congeladas, de este modo permanecen vivas durante largos periodos de tiempo, garantizándose su conservación a largo plazo, y otra parte han sido sembradas en una parcela experimental del CITA para su caracterización primaria, como parte de las actividades permanentes del Banco de Germoplasma.

Se trata de espárragos de pequeño calibre, con un diámetro comprendido entre 7 y 12 milímetros, con una media de 9 mm; una longitud entre 10,3 y 17,5 centímetros (media de 13,6) y un peso medio de 5,5 gramos en un rango comprendido entre 2,9 y 10,1 gramos.

Estas medidas contrastan con el espárrago comercial Grueso Blanco, del que también se obtuvo una muestra de una plantación en Barbastro, y que presenta calibres entre 22 y 24 mm, con una longitud y peso medio de 13,7 cm y 43,6 gramos, respectivamente.

En todas las entrevistas mantenidas con los diferentes hortelanos, se destacó la calidad sensorial de estos espárragos, que no necesitan pelarse para su cocinado y que, en general, se consumen tras un hervido con agua y sal, aliñados con aceite y/o vinagre, o como guarnición de guisos, en tortillas, en ensalada, etc.

A pesar de estas buenas características, el abandono de las huertas está provocando una erosión genética que está poniendo en riesgo la biodiversidad de nuestros ecosistemas, abocando a la desaparición productos de excelente calidad como el espárrago de Barbastro, según explican las fuentes.

En la próxima campaña se continuará con la recolección de semillas entre los hortelanos de Barbastro y de zonas próximas que quieran sumarse al proyecto.