Teruel despidió ayer sus fiestas de la Vaquilla y lo hizo con el tradicional traslado de los toros ensogados, un festejo popular que cada año cierra el cartel de actividades en la capital turolense y llena las calles del centro de expectación. El acto empezó de madrugada, a las 5.30 de la mañana, con el traslado de cuatros astados desde la plaza de toros hasta los corrales municipales del Tozal. Durante el recorrido, numerosos corredores y los miembros de la soga y baga, que manejan y controlan al toro en su trayecto, acompañaron a las reses.

Por la tarde, estos mismos toros fueron trasladados hasta la plaza del Torico, donde fueron toreados antes de volver a la nevera. El festejo se alargó hasta las 21.00 horas, pero los turolenses pudieron hacer una parada para merendar el tradicional regañao de Teruel, una especie de coca salada típica con jamón, panceta o sardina.

El fin de fiestas tuvo lugar en la medianoche, con la traca final y la retirada del pañuelico por parte de miembros de la peña de Los Chachos.

Este año fueron Nora Rodríguez y?Cristina Muñoz, dos de las sociales más jóvenes que forman parte de la directiva, las encargadas de subir al Torico para retirar el pañuelo y entregárselo a la alcaldesa de Teruel, Emma Buj, presente en la plaza.

La ciudad puso fin así a más de diez de festejos con la celebración de las Fiestas del Ángel y la Vaquilla. Un año más, miles de visitantes han viajado hasta la capital para disfrutar de estos días, empañados por el fallecimiento de dos jóvenes durante el fin de semana.