Jaca revivió ayer su más antigua tradición, el Primer Viernes de Mayo, en una jornada festiva que llevó a la ciudad a numerosos visitantes. El mismo presidente de Aragón, Javier Lambán, estuvo presente en los momentos más importantes de la celebración, como el canto del himno de la ciudad a las puertas del ayuntamiento, cuando centenares de personas entonaron la canción que rememora la victoria sobre las huestes musulmanas en una remota batalla medieval que se mueve entre la historia y la leyenda.

El día transcurrió con buen tiempo, pese a que amaneció nublado e incluso llovió un poco. Esto no impidió que se produjera el tradicional almuerzo masivo en el Llano de la Victoria, donde se levanta la ermita erigida en memoria de la derrota de los invasores, donde se celebró un oficio religioso.

Este fue el punto de partida de las actividades, que continuaron con el desfile de vuelta a la ciudad de las tropas de los cristianos y de los musulmanes, que con el paso de los años ha ganado en verismo y vistosidad en la elaboración de los ropajes y en la caracterización de los personajes, en especial el Conde Aznar, héroe de la jornada. Tras el canto del himno ante el consistorio, la localidad pirenaica se sumergió en distintos actos festivos, como el mercadillo medieval de la plaza de San Pedro o la fiesta montada junta a la calle del Carmen, que registró una gran afluencia.

«Este año ha venido mucha gente, pero quizá menos que en otras ediciones», comentó un vecino, que atribuyó el hecho a la circunstancia de que la jornada solo era festiva en la ciudad. Con todo, como es costumbre también, los bares y restaurantes se llenaron sin problemas por los asistentes al evento.