Cerrada bajo siete puertas. En su época de mayor esplendor la villa de Daroca estuvo protegida por una sólida muralla que defendía una floreciente población que supo desarrollar una monumentalidad como pocas ciudades aragonesas. Ciento catorce torreones se disponen a lo largo de los cerca de cuatro mil metros de trazado amurallado que rodea el municipio. En todo caso, toda seguridad era poca para conservar las riquezas que alberga su interior. Palacios, iglesias, ricas pinturas góticas, los milagrosos Corporales. Un destino cultural de primer orden en el oeste de la provincia de Zaragoza. Aunque en la actualidad solo conseve cinco de aquellas espectaculares entradas.

Daroca tiene origen musulmán. Por su posición geográfica en el centro del valle del Jiloca, fue creada para ayudar a vertebrar el territorio y desarrollar su sistema de relaciones económicas. La ubicación, según destaca la guía Arte en la provincia de Zaragoza de la Diputación Provincial (DPZ) responde a motivos estratégicos, por ser un importante nudo de comunicación. "Responde a una finalidad defensiva y a la necesidad de establecer un centro económico, político y administrativo que organizase la dispersa vida del valle", indican.

En el Ayuntamiento proponen varias rutas para descubrir todo el patrimonio que alberga. Las murallas, el arte gótico y la antigua judería se encuentran perfectamente señalizadas para que el viajero no se pierda ni un detalle. En el recorrido se puede disfrutar de la belleza de sus iglesias románicas, sus fachadas centenarias y de la solemnidad de la primera torre mudéjar de Aragón. "A comienzos del siglo XIII la ciudad contaba con nada menos que diez parroquias, una gran población y extensas tierras que la convertían en uno de los principales centros administrativos del Reino de Aragón", explican desde turismo.

La riqueza comercial de Daroca fue la que hizo posible la contratación de una serie de retablos en los siglos XIV y XV que constituyen uno de los mejores conjuntos de pintura gótica del mundo. "Destaca el ábside de la iglesia de San Miguel, los frescos del ábside de San Juan de principios del siglo XIV y los del ábside de los Corporales", destacan.

Reliquias extraordinarias

En el departamento de cultura de la DPZ proponen una visita imprescindible. En el mundo medieval, el culto a las reliquias tuvo una importancia extraordinaria. La iglesia o el convento que contaba con reliquias importantes, o que se hacían populares porque se les atribuían efectos milagrosos, contaba sus fieles por millares y atraía innumerables peregrinos que acudían a postrarse ante ellas para pedir favor, misericordia... Las iglesias rivalizaban por distinguirse entre las demás por su mayor número o calidad de restos sagrados

Daroca se alzó, merced a un milagro, con una de las reliquias más famosas del orbe cristiano occidental: la de los Corporales. "En el siglo XV, época de auge de la devoción a este fino paño de hilo que guarda la huella en sangre de unas formas consagradas, se tomó la decisión de dedicarle la capilla mayor de la iglesia de Santa María, que poco antes había sido ascendida a la categoría de colegiata, haciendo de ella un gran relicario: profusamente decorado, es el mejor envoltorio para un precioso testimonio del misterio eucarístico", explican en la guia.

Pero esto no es todo lo que esconden las intrincadas calles de Daroca. Se pueden recorrer con tranquilidad los tres museos con los que cuenta la ciudad: el museo de los Corporales, en la misma colegiata de Santa María, el museo de la Pastelería, idóneo para descubrir los exquisitos dulces y pasteles darocenses, y, por último, el museo Comarcal, cuya sede es el hospital de Santo Domingo, del siglo XVI. Arte y cultura en la antigua ciudad de las siete puertas.