Teruel entero ya está en la calle para disfrutar de unas fiestas de la Vaquilla que amenazan con batir records de visitantes, si aún es posible. Aunque la noche del viernes ya fue un preludio de lujo, el inicio oficial de los festejos volvió a centrarse en la colocación del pañuelo al Torico, este año a cargo de dos jóvenes de la peña La Botera, Sergio Lilao y Roberto Sangüesa. Y siguiendo las órdenes del alcalde, Manu Blasco, de "¡Turolenses, la Vaquila es vuestra!", los peñistas se hicieron dueños de las vías, y no las soltarán al menos en lo que queda de fin de semana.

Pero antes de que sonara el Campanico y desatara la algarabía, había varias tradiciones por cumplir en el Ayuntamiento de Teruel. Por ejemplo, el nombramiento del vaquillero del año, Eliseo Giménez, en cuyo honor se entonó además una salve protectora, extensiva a todos los peñistas durante los festejos.

También se celebró la 130 edición de la subasta de palcos, en la que las familias turolenses pujaron por un sitio privilegiado en el que ver los toros de hoy, si puede ser a la sombra. La tradición marca también que las ofertas se hagan en pesetas, aunque a la hora de pagar, eso sí, mandan los euros.

ABARROTADA La parte institucional y tradicional es digna de conservarse, pero el espíritu de las fiestas de Teruel sigue estando en la calle, y su magia se mantiene. La plaza del Torico estaba abarrotada mucho antes de que el alcalde hiciese sonar el Campanico, y el vino volaba, literalmente, entre la concurrencia. La colocación del pañuelico probó que aún era posible aumentar el barullo, aunque pareciese imposible.

Luego la fiesta se repartió como ríos por las calles de la ciudad, que mantienen como principal atractivo frente a otras ofertas que las peñas están abiertas a todos los visitantes, por lo que nadie en Teruel tiene por qué sentirse extraño en las fiestas.

Hoy, los que superen la resaca tienen una buena cita en la plaza, donde los disfraces de todo tipo se hacen imprescindibles para ver los toros. Y los que pudieran pagarlo ayer, tendrán un sitio cómodo para merendar. Los festejos continuarán mañana con el torno ensogado.

Pero por encima de todo, la música y la diversión será lo que más gente atraiga a unas fiestas que, por el momento, se están contando entre las más multitudinarias que se recuerdan, sin que la crisis parezca hacer mella en unos turolenses ávidos de Vaquilla.