Las entidades sociales y vecinales se han convertido en una alternativa para cubrir las necesidades que las administraciones no pueden asumir. Desde que comenzó la crisis se han volcado, principalmente, en la alimentación.

El sector que más preocupa es el infantil. Según el último informe de Cáritas, España es el segundo países de la Unión Europea (UE) con mayor índice de pobreza. Solo le supera Rumanía. El riesgo entre los menores de 18 años se situó en el 2010 en el 29,9%, casi nueve puntos más que la media de la UE.

Desde que sonaron las alarmas no han cesado los programas para salvar esta carencia. Este curso hay 32.399 niños apuntados en los comedores escolares en la comunidad. Una cifra muy superior a la del curso 2012-2013 cuando solamente subvencionaba el comedor la DGA y en un 50%.

El centro de Aldeas Infantiles lleva dos años alimentando a menores de Secundaria --sin becas de comedor-- en riesgo de exclusión social de los barrios del Actur, Parque Goya y el Arrabal. La diferencia de este comedor es el trabajo con las familias. La coordinadora del centro, Paquita Romero, explica que "no hay que dar por dar porque no sirve de nada, se convierte en simple caridad". Así que exigen a las familias que participen en la búsqueda activa de trabajo. "Tienen que hacer lo posible para salir de esta situación", señala.

FALTA DE SEGUIMIENTO Romero criticó que las ayudas públicas "no funcionan". "Nos quedamos en la mera protección social y no llegamos al fondo y el por qué de esta situación", explica, algo que podría originar el "sin sentido" de la vuelta a la "beneficiencia. Según Romero, el fallo del sistema está en no movilizar a las familias y motivarles para salir adelante.

El Plan Integral del Casco Histórico (PICH) destina 120.000 euros a comedores escolares para 246 alumnos de cinco colegios públicos y privados del Casco Histórico en colaboración con los centros municipales de los servicios sociales. Las familias tienen que "asumir el compromiso de que sus hijos acudan al colegio" con el objeto, ya no solo de los menores reciban una comida, sino de "evitar el absentismo escolar", precisa la directora de la oficina del PICH, Ana Sanromán. Con los nuevos criterios de la DGA para acceder a una beca de comedor, añade, muchos niños se quedan fuera porque sus padres no pueden justificar algunos de los documentos.

PROGRAMAS La Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ), a través de su programa Entrevecinos, repartió en el 2013 1.036 lotes de alimentos y productos de higiene y limpieza de primera necesidad por un equivalente a 18.500 vecinos. Como condición exige participar en un programa para encontrar trabajo.

Las juntas de distrito también se movilizan de forma independiente. Es el caso de la junta Actur-Rey Fernando que el año pasado destinó 4.500 euros a un programa para la infancia. Este año cuenta con más prespuesto. En total y durante los meses de verano, 47 menores en riesgo de exclusión social recibieron una comida al día. Pero no solo eso, sino que la iniciativa se complementó con un taller en el centro de ocio y tiempo libre de la Asociación Mancala, Sin Mugas.