El colectivo de carniceros y ganaderos de Jaca está indignado por la actitud que el ayuntamiento de la localidad mantiene con el matadero municipal, cerrado desde el lunes por no cumplir con la normativa sanitaria. Después de haber mantenido el martes un encuentro con el alcalde, Enrique Villarroya, los carniceros critican la "dejadez" y "falta de voluntad política" que ha tenido el actual equipo de Gobierno para mantener el servicio activo. Una actitud que demuestra, según el colectivo, que "la única intención que ha tenido desde hace años el ayuntamiento es buscar el cierre del matadero, para destinar el edificio a otros fines, de carácter más cultural y social".

Tres de los 15 carniceros de Jaca que emplean el servicio del matadero ofrecieron ayer una rueda de prensa. Luis Rapún, Sergio Ubieto y Angel Ara estaban indignados, especialmente por algunas de las informaciones que los responsables municipales habían transmitido tanto a los medios como a los propios carniceros. La más importante estriba en si el matadero cuenta o no con autorización de la DGA.

LOCAL Según los carniceros, sí existe permiso, aunque de categoría anexo II , lo que supone que la instalación está autorizada como "matadero de pequeña localidad". Hasta hace siete años contaba con categoría anexo I , que le fue retirada por no cumplir con los requisitos de la comunidad europea. A estos datos se suma el ofrecido por el encargado de la instalación, Manuel Lloro, que aseguró que "las canales que han salido de este centro han cumplido todos los requisitos sanitarios".

Ubieto explicó que en la reunión del martes sólo se les explicó que el matadero carecía de homologación como anexo I , "lo que nos dejó a todos boquiabiertos". Por ello, y tras conocer ayer la realidad, Ubieto señaló: "El consistorio se escuda, falsamente, en la falta de homologación anexo I y en la necesidad de tener que acometer grandes obras para obtenerla, para dejar que el matadero se muera".

En este sentido, Rapún apuntó que "la táctica del ayuntamiento es la de crear alarma en la opinión pública". Una táctica que viene de lejos y que Rapún sintetizó del siguiente modo: "En el 2001, intentaron cerrar el matadero, aludiendo problemas deficitarios. Entonces logramos desmontarles la argumentación y crear cierta presión social, además, las municipales del 2002 contribuyeron a evitarlo. Ahora han visto el camino abierto, lanzando el balón al tejado de Sanidad".

El colectivo sostiene que "el edifico está catalogado, por lo que el ayuntamiento no va a dejar que se caiga", pero intuyen que la pretensión es utilizarlo para otros fines.