Como cabía esperar, la carga que el nuevo secretario general de UGT Aragón, Daniel Alastuey, hizo el viernes contra las mareas ciudadanas durante su primera intervención pública al frente del sindicato, no han sentado nada bien entre los destinatarios de tan contundente mensaje, que le recordaron ayer que el enemigo "es otro".

Alfonso Alegre, de Marea Verde (educación), aseguró que el movimiento al que pertenece "tiene muy claro que ese enemigo se llama Rajoy, Merkel, FMI, troika, BCE,...". "El adversario no está ahí", apuntó Pedro Arrojo, de la Marea Azul (contra la privatización del agua), mientras Asun Quílez, de la Marea Blanca (sanidad) subrayaba que "el enemigo de todos es este sistema que quiere cargarse todo lo social y todo lo público". Por la Marea Naranja (servicios sociales), uno de sus portavoces, Luis García, señaló que Alastuey "se confunde de enemigo, porque el enemigo es el Gobierno del PP y sus políticas antisociales, no los movimientos sociales".

PRIVILEGIOS

La intervención de Alastuey, que llegó a decir que si las mareas "se ponen en el camino e intentar entorpecerlo, somos una maquinaria fuerte y vigorosa, y no vamos a pecar de falsos progresismos", despertaron reacciones, en algún caso, encendidas. Quílez, que dijo estar afiliado a un sindicato, manifestó que, a diferencia de ellos, "nosotros no trabajamos por guardar nuestros puestos ni nuestros privilegios". "Somos gente de base y, aunque creo en la lucha sindical, ellos ahora están negociando miserias".

En parecidos términos se expresó Alegre, que quiso establecer diferencias y señaló que "algunos sindicatos tienen una visión más abierta, pero este en concreto --en referencia a UGT-- la tiene más cerrada". García acusó a Alastuey de lanzar un mensaje, el de "estás conmigo o contra mí, que parece más propio del Gobierno que de un dirigente sindical" y le planteó una pregunta en voz alta: "¿Qué sentido tienen para UGT estar en la Cumbre Social junto a Marea Naranja y otros movimientos sociales, cuando arremete contra nosotros?". En todos los casos, se recordó, de hecho, que estos movimientos han ido muy de la mano con los sindicatos, si bien es necesario "respetar todas las sensibilidades". Pedro Arrojo, que se mostró "muy sorprendido" y que tildó de "error muy grave" el discurso de Alastuey, argumentó que "espero que haya sido una obcecación transitoria, que no influya en un futuro de convergencia y unidad".