-Arpa fue una de las primeras empresas aragonesas en reaccionar y dar respuesta a las necesidades que tenía la comunidad durante la propagación del coronavirus. Emplearon sus máquinas de coser y las planchas para confeccionar mascarillas, un material de protección que escaseaba. ¿Cómo surgió esta iniciativa solidaria?

-Una empleada de Arpa supo que el hospital Clínico de Zaragoza necesitaba mascarillas. Para fabricarlas empezaron a donarnos sábanas y vimos que teníamos un tejido en stock que podía funcionar. Colgamos un video en Linkedin y nos empezaron a llamar de los hospitales, residencias, Salud, Guardia Civil, bomberos… Estuvimos durante unos días cosiendo durante dos turnos, conseguimos más máquinas de coser y, además de la ayuda de los voluntarios, contratamos a más gente.

-¿Cuántas personas se han implicado en esta acción solidaria?

-Unas 20 personas de Arpa y alrededor de 60 voluntarios. Mucha gente nos llamó porque quería coser en sus casas. Organizamos paquetes de 50 mascarillas, que las repartimos por unos 40 domicilios. Todos los días entregamos esos lotes por las casas para luego recogerlos y repartir las mascarillas en hospitales, centros de salud y residencias.

-Para fabricar las mascarillas, ¿con qué empresas han colaborado para unir su experiencia y capacidad de producción?

-Con Mann Hummel, que ha donado los filtros. Industrialmente son de tipo 9, de lo mejor que hay en el mercado y son los que ellos utilizan para los aires acondicionados. Las mascarillas son 100% algodón de alto gramaje.

-¿Cuántas unidades tienen previsto fabricar?

-La idea inicial era fabricar mascarillas hasta que se acabaran los rollos de tela que nos sobraban, pero el Salud y muchos particulares nos donaron más sábanas y habremos fabricado unas 37.000 mascarillas. Vamos a estar cosiendo hasta que se nos agote la materia prima y podríamos llegar hasta las 50.000 mascarillas.

-En una situación de emergencia y de necesidad como esta, ¿qué es lo más complicado para actuar de forma rápida?

-He llegado a la conclusión de que los fabricantes chinos no saben muy bien qué fabrican. Cada vez que realizamos un pedido, hay una empresa que se encarga de la inspección de las mascarillas y más de la mitad de las veces incumplen la normativa. No me extraña que el Ministerio de Sanidad haya tenido problemas en la compra de material sanitario.

-¿Qué otras acciones solidarias ha realizado Arpa?

-Estamos ayudando a gestionar la compra y transporte de mascarillas quirúrgicas de China para el Salud, Defensa, Unicef... De momento ha llegado 1,5 millones y en breve se recibirá otro millón y medio para llegar a unos seis millones en total. También hemos fabricado y entregado 2.000 pantallas de protección a través de la iniciativa Maker y distribuido unas 100.000 mascarillas, donadas por una oenegé y la asociación Seniors en red, por todas las residencias de Aragón.

-Arpa también se hizo cargo del montaje de un hospital de campaña en la Feria de Zaragoza. ¿En qué consistió esa labor?

-El Gobierno de Aragón nos encargó montar un hospital para 400 camas. En cada uno de los cuatro pabellones se instalaron 100 boxes de urgencia para hospitalizar a los pacientes con sus respectivos baños y salas de farmacia, entre otras zonas. Los trabajadores estuvieron montando el hospital durante 10 días.

-Arpa es una compañía especializada en equipos móviles de campaña. ¿Con quiénes trabajan?

-Realizamos campamentos y hospitales de campaña y trabajamos para el Ejército español y de otros países, Naciones Unidas, OTAN y otros organismos internacionales, además de empresas de emergencias y sanitarias.

-¿Han tenido que tomar alguna medida excepcional con motivo del estado de alarma?

-Hemos llevado a rajatabla los protocolos de seguridad, protección e higiene. La plantilla está formada por 82 trabajadores. Para la confección de las mascarillas se destinaron 20 personas, se contrataron a 12 empleados más y contamos con unos 60 voluntarios, repartidos entre nuestras instalaciones y sus domicilios.

-¿Cómo viven esta situación?

-Con preocupación. Cuando uno mira los polígonos industriales y las calles de las ciudades vacías y la escasa actividad económica que hay, se vive con cierta angustia e incertidumbre. Nuestra empresa trabaja sobre todo en el extranjero, ya que afortunadamente en España casi nunca hacen falta hospitales de campaña, y ahora no podemos viajar para montarlos en otros países.

-¿Cómo ve el día de mañana una vez la sociedad recobre la aparente «normalidad»?

-Pienso que no va a ser una vuelta a la normalidad, sino será una nueva realidad la que nos vamos a encontrar. Confío en que seamos capaces entre todos de ayudar a tener una remontada fuerte y que la gente tenga muchísimas ganas de trabajar y hacer cosas. Hay que mirar al futuro y no tanto a lo que ha pasado.