La Unidad de Arritmias del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza ha implantado por primera vez en España un nuevo modelo de desfibrilador interno, que reduce las complicaciones tanto de la operación como del propio funcionamiento del aparato y causa además menos perjuicio estético, apenas una cicatriz en el pecho. El equipo, bajo la dirección de los doctores Gonzalo Rodrigo Trallero y Ángel Duato Jané, llevó a cabo la intervención el pasado 4 de abril y fue todo un éxito, según informó la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón.

El diseño de este aparato, llamado Cameron SQ-RX, está pensado para reducir las complicaciones dependientes de los electrodos y cables intravasculares de los desfibriladores convencionales, como roturas o infecciones, así como las perforaciones cardiacas que pueden llegar a producirse. Pese a las ventajas, su capacidad de desfibrilación es similar a los convencionales. Y al instalarse totalmente bajo la piel --el aparato en la parte delantera de la axila izquierda, y el electrodo paralelo al esternón--, apenas deja marcas.

Este tipo de dispositivos son capaces de detectar una fibrilación muscular del corazón y suprimirla de inmediato con una descarga eléctrica, lo que se ha comprobado que reduce drásticamente el riesgo de muerte súbita arrítmica, según detallaron fuentes de la DGA. El objetivo es común a todo este tipo de dispositivos, pero el instalado en el Clínico --cuyo uso en España ha sido autorizado este mismo año-- presenta múltiples ventajas frente a los anteriores.

TRATAMIENTO Por ejemplo, la intervención es más corta y la estancia en el hospital para recuperarse también se reduce drásticamente, a un día o como mucho dos. Respecto a la vida del paciente, la mayoría de complicaciones derivan de la necesidad de cables intravenosos o intracardiacos, que este modelo no utiliza, por lo que todos los inconvenientes desaparecen. Por ejemplo, se elimina el riesgo de pinchar una vena o el corazón, provocando neumotórax, hemotórax o taponamiento cardiaco. Tampoco aumenta el riesgo de trombosis.

Además, el electrodo se desgasta al flexionarse con cada movimiento del corazón, pero en este está inmóvil. Al no desgastarse requiere menos recambios a lo largo de la vida del paciente.

El nuevo aparato también responde mejor a los antibióticos en el caso de que se infectase el tejido alrededor de la bolsa del desfibrilador, y en un caso extremo es mucho más fácil de extraer.

Por estas y otras ventajas, el sistema también es un buen puente hasta el transplante cardiaco, para pacientes en lista de espera.