El hospital Clínico de Zaragoza ha sido el primer centro público de Aragón (y el segundo de España) en incorporar a su cartera de servicios un nuevo tratamiento para la hiperplasia (aumento) benigna de próstata. La técnica, desarrollada por el servicio de Urología, consiste en un novedoso sistema que, mediante la inyección de vapor de agua, solventa los problemas ocasionados por el crecimiento de la próstata en el paciente.

Con la terapia termal de agua se provoca la necrosis del tejido (muerte celular), que es después eliminado por el propio cuerpo solventando los problemas ocasionados por el crecimiento de la próstata en el paciente. «La intervención se lleva a cabo a través de la uretra y no requiere ingreso, por lo que puede realizarse de forma ambulatoria», según el doctor Jorge Rioja, profesor en la Universidad de Zaragoza y adscrito al servicio de Urología del Clínico.

La hiperplasia benigna de próstata es un agrandamiento de la glándula prostática que afecta a aproximadamente el 50% de la población masculina entre los 51 y 60 años de edad, y hasta el 90% de los hombres mayores de 80 años. Este agrandamiento puede comprimir la uretra y, por consiguiente, reducir o, a veces, bloquear por completo el flujo de orina desde la vejiga.

El tratamiento está dirigido a pacientes con esta patología «que quieran orinar con normalidad y mejorar su calidad de vida, pero sin perder su función eyaculatoria», añadió Rioja. Sin embargo, no está indicada en aquellos con próstatas de más de 80 gramos.

Al tratarse de una intervención mínimamente invasiva se reducen también los riesgos asociados y los efectos secundarios. «Esta técnica mejora los resultados funcionales de la cirugía prostática tradicional, permitiendo operar a más pacientes en menos tiempo. Como se precisa de menos tiempo se acortan las listas del espera», comentó el doctor Benjamín Blasco, jefe de servicio de Urología. En el equipo de intervención también están la uróloga Victoria Capapé y la anestesióloga Gemma Alison.

La operación tiene una duración de no más de 10 minutos, independientemente del tamaño de la próstata, y es segura preservando la función sexual. La técnica podría beneficiar a más de 5 millones de varones en España con hiperplasia benigna de próstata, según el equipo médico.