Los populares cocineros hermanos Torres defendieron ayer la tradición y proximidad de la cocina de montaña. Lo hicieron durante su intervención en el II Congreso de Gastronomía Hecho en los Pirineos donde advirtieron que «si no tienes tradición, no puedes crear vanguardia».

Estos hermanos, Javier y Sergio, fueron los encargados de impartir la ponencia inaugural del congreso con una reflexión en la que destacaron la «identidad importantísima de la gastronomía de montaña», de la que son unos «apasionados».

Según explicaron, uno de sus «sueños» es montar un restaurante de alta montaña y recuperar esa forma tan familiar y tan auténtica de reunirse a comer, con productos de temporada y proximidad en cazuelas y sartenes.

El responsable de las cocinas del Restaurante Vidocq en Formigal, Diego Herrero, destacó el valor del producto de montaña, la tradición familiar y el respeto a los comensales, aunque no desdeñó la posibilidad de ir «un poco más allá» en la elección de los materiales gastronómicos.

Para el cocinero del restaurante francés Les Viscos, «la cocina es demostrar la sabiduría y combinar los ingredientes para llegar a un punto de equilibrio entre los sabores».

Nacho Molina, de la Borda del Mastín en Cerler, advirtió que quienes optan por la cocina del Pirineo «demandan tradición y producto kilómetro cero», idea en la que insistió el jefe de cocina de La Cadiera de Jaca, Fran Ponce, al afirmar que tiempo atrás «cocinábamos lo que teníamos dentro».

El congreso retomará hoy sus ponencias con nuevos invitados y expertos en dar sabor a productos de altura.