Dos escarabajos incrustados en ámbar. Este ha sido el último hallazgo encontrado en el yacimiento de San Just, en la localidad turolense de Utrillas, de los que se sabe que convivieron con los dinosaurios hace unos 110 millones de años, en la época del Cretácico inferior. Así lo aseguran dos prestigiosas revistas científicas, descritos por los paleontólogos David Peris y Xavier Delclòs, del departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marina de la Facultad de Geología de la Universidad de Barcelona y que, junto a investigadores estadounidenses, determinaron que pertenecen a los curculiónidos, conocidos como gorgojos, y a los ptínidos, unos escarabajos barrenadores de la madera de las especies Arra legalovi y Actenobius magneoculus.

Estas especies pertenecientes a las colecciones del Museo Aragonés de Paleontología ubicado en Dinópolis se han podido describir gracias a la microtomografía utilizando luz sincrotrón y obteniendo imágenes virtuales 3D del fósil. No hace mucho que se encontró otro ejemplar similar a una de las dos especies de escarabajo encontradas. Fue en el yacimiento de ámbar de El Soplao (en Cantabria), y pertenece a una familia que es la más antigua descrita dentro del grupo de los gorgojos, conocida desde el Jurásico, y que exhibe numerosas características ancestrales tanto en su morfología como en su biología.

El otro escarabajo barrenador, el de la familia Ptinidae, es el representante más antiguo catalogado de esta familia. El género Actenobius es conocido actualmente, y no es el primer caso en el que fauna fósil del Cretácico se clasifica dentro de géneros actuales; el pequeño tamaño y un hábitat oculto parecen ser características que favorecen una ralentización evolutiva en la escala geológica, mientras que la familia es conocida sobre todo por ser taladradores de madera.

Se cree que pueda estar relacionada con la formación de la resina en los grandes bosques de coníferas que poblaban la superficie de la Tierra en el Cretácico. Sin embargo, en España no se han encontrado más que dos ejemplares: uno en Peñacerrada I (Moraza, Burgos), y otro en Utrillas. Pero solo el de San Just pudo ser descrito, y descubrir cómo eran los ecosistemas de hace 110 millones de años y los insectos pequeños que volaban alrededor de los dinosaurios.