Todos somos conscientes de que la Semana Santa es rica en Patrimonio Cultural y, cada año que pasa, suma más valor por adquisiciones cómo el magnífico nuevo paso de la Condena de Jesús a los azotes, sin olvidarnos, a su vez, de las nuevas figuras complementarias de San Pedro y el gallo de la cofradía de las Negaciones, así como la nueva imagen de la canastilla del paso de misterio de La Humildad, dándole así mayor luminosidad.

El gran valor de los pasos, las peanas y las imágenes devocionales son incomprensibles, en gran medida, sin la parte inmaterial aportada por los cofrades y devotos. Es ese, el 21% de IVA que le da más valor.

En este momento tenemos que hablar del Patrimonio Cultural Inmaterial, que se fundamenta en las experiencias vitales, emocionales y religiosas de los cofrades. El concepto de patrimonio inmaterial es relativamente actual. Aunque siempre ha existido, su reconocimiento ha seguido un curso lento hasta la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrada en París por la Unesco en el año 2003. Pero… esto ¿En qué afecta a un cofrade de Zaragoza?

No cabe duda de que la Semana Santa de Zaragoza es un bien cultural inmaterial, simbólico e identitario de la ciudad. Para comprenderlo de una forma sencilla, las expresiones inmateriales deben estar reflejadas en el mundo material y viceversa; por tanto, para englobar todo el patrimonio debemos contar con el cuerpo (pasos, imágenes y atributos) y alma (cofrades, sonido, sentimiento, tradición) del mismo. ¿Qué sería de la Semana Santa sin las jotas cantadas con sentimiento un Domingo de Resurrección, los nervios de los cetros antes de que se abran las puertas de la iglesia, los abrazos y besos de aquellos que son amigos, hermanos, en fin, familia y por supuesto el sonido hecho oración?

Además, lo inmaterial genera sus propios entornos. Como entornos secundarios entendemos aquellos que ayudan a mantener vivo lo inmaterial durante todo el año. Son esos espacios donde cofradías, hermandades y todo tipo de instituciones, establecimientos de referencia y personas relacionadas con el ámbito de la Semana Santa cuidan y preparan la tradición a través de ensayos, reuniones, actividades... que verán sus frutos en la Semana Grande.

Pero el escenario principal es la plaza del Justicia, es el entorno privilegiado donde se vuelcan las emociones de los que amamos esta manera de conmemorar la pasión y muerte de Jesús. La Semana Santa de Zaragoza no sería nada sin la plaza del Justicia, encuadrada por las maravillosas fachadas de la iglesia de Santa Isabel de Portugal, vulgo de San Cayetano, y el Palacio de Sobradiel o colegio notarial, son, sin duda, el corazón de toda nuestra Semana Santa.

Yo, personalmente soy de esos cofrades que, después de unos meses, cualquier mañana fría de invierno, al pasar por la plaza y sus calles aledañas, suspira con nostalgia al recordar el estruendo de los instrumentos, las luces tenues de la iglesia que acoge en sus entrañas a los pasos de las distintas cofradías; y dirijo mi vista a esa iglesia que es como un enorme joyero que esconde en su interior la perla de la Semana Santa de la capital aragonesa.

*Miembro de Ámbito Cofrade