Ayer les prometía ir enriqueciendo sus conocimientos sobre Semana Santa y les voy a decir que la nuestra no es distinta de otras del resto de España. Tiene, eso sí, sus peculiaridades, como son el sonido del tambor y el bombo, los hábitos con tercerol, el Santo Entierro, las jotas... de cada una de esas peculiaridades hablaremos, lo prometo.

Aparte de esas peculiaridades, la base, la esencia, el origen de la celebración de la Semana Santa tiene un punto en común con el resto de España, puesto que, aunque existen cofradías documentadas desde el siglo XII-XIII (como nuestra Hermandad de la Sangre de Cristo), no nacen hasta 1520-1525. Son todas del siglo XVI porque es entonces cuando esa devoción por la Pasión y Muerte de Cristo se transforma en procesión. Concretamente, fue a partir de 1520 cuando aparecieron las primeras reglas de cofradías penitenciales, las de la Vera Cruz, que procesionaban en la noche del Jueves al Viernes Santo, acompañadas por aquellos penitentes con la espalda descubierta que se flagelaban durante la procesión. Un pueblo, en su mayoría analfabeto, que oía misas en latín y no sabía leer ni escribir, contemplaba, con extrema devoción, crucificados y dolorosas que movían su alma al fervor.

A nadie se le escapa que en la actualidad, ese fervor queda recluido más al ámbito personal, y si bien las procesiones son cada vez más multitudinarias, tanto por el número de cofrades que las componen, como por el público que las contempla, es quizás más por un concepto cultural, patrimonial, e incluso folclórico, que por uno devocional... y que no me malinterprete nadie, soy cofrade y tengo una gran devoción a mis titulares, e incluso a los que no lo son, y conozco a unos buenos cientos de cofrades de distintas cofradías que así lo sienten también, pero hemos de reconocer que, en esta sociedad, ya no laicizada, sino en camino al más acérrimo ateísmo, el concepto del bombo y el tambor atrae bastante más que la devoción a tal o a cual advocación pasionista.

Quizás ahí radique la piedra de toque del futuro de nuestras cofradías, porque si olvidamos el origen espiritual de la celebración, todo se reduce a un mero espectáculo sonoro y visual.

Estos días, las calles de Zaragoza se verán recorridas por más de cincuenta procesiones, unas serán Via Crucis, otras recordarán las Lágrimas de la Madre de Jesús o sus Siete Dolores; unas serán largas y otras un mero traslado de la imagen titular de una a otra iglesia; en algunas saldrán cientos de cofrades, en otras, sin embargo, unas decenas; en unas, múltiples pasos serán acompañados por secciones de instrumentos, bandas y piquetes, en otras una sencilla imagen de una Dolorosa recorrerá las calles en silencio, bajo el repicar de unas campanas solitarias... La diversidad de procesiones enriquece el crisol de nuestra Semana Santa. En total, y digo en total, unos 16.000 cofrades engrosan las filas de nuestras cofradías, lo que, en líneas generales, quiere decir que a la calle saldrá un 50% de ese listado. Pero para llegar a estas cifras ha habido que pasar por una larguísima historia procesional.

Fue a principios del siglo XIII cuando surge la Hermandad de la Sangre de Cristo. Siete siglos de historia devocional que pasa a ser penitencial a partir del siglo XVI; de un poco más tarde, de 1617, es la primera licencia conocida para realizar la procesión del Santo Entierro de Cristo en la tarde de Sábado Santo, será esta la primera procesión documentada. Durante tres siglos esa es la realidad cofrade en Semana Santa, junto al acto del Descendimiento, del Encuentro y de la Resurrección, organizadas con la Venerable Orden Tercera de San Francisco de Asís.

En 1935 tiene lugar la huelga de Terceroles (antiguos portadores de los pasos) y es entonces cuando diferentes grupos y asociaciones religiosas que procesionaban detrás de cada paso, se ofrecieron a portar los pasos. Este fue el origen y creación de las nuevas cofradías, filiales de la hermandad, que fueron surgiendo a partir de 1937, con la creación de la Cofradía de la Piedad. Desde esa fecha y hasta la actualidad se fundaron cofradías diferenciadas, con entidad propia, con sus características peculiares, hasta este año en que contamos con una cofradía más en el elenco de nuestra Semana Santa, la Cofradía de Jesús de la Soledad ante las Negaciones de San Pedro, y de San Lamberto. Un total de veinticinco cofradías que harán acto público de fe a lo largo de estos días.

Hoy, en Zaragoza no saldrán 16.000 cofrades a la calle, saldrán unos cuantos cientos, los privilegiados en abrir fuego en nuestra Semana Santa. Comenzará la jornada a las doce del mediodía y con el último mazazo de bombo, daremos por concluido el día de hoy, serán aproximadamente las once de la noche y algunos nos iremos a casa con ganicas de más. Pero parafraseando a José Mota: «Hoy no... ¡mañana!».