El colapso y bloqueo de las fronteras inglesas está tocando de lleno al sector del transporte de Aragón, que tiene un gran peso a nivel nacional y tres ‪de las diez‬ mayores empresas españolas.

Alrededor de un centenar de camiones de compañías de la comunidad están atrapados en los accesos al eurotúnel, la vía que une los puertos de Dover y Calais, según estimaciones de fuentes conocedoras del sector. La situación está generado desesperación e indignación entre los camioneros afectados, que se van a ver obligados a pasar la Navidad fuera de sus casas.

El motivo de esta situación caótica es el súbito cierre, el pasado domingo, de la frontera francesa ante la nueva variante de coronavirus, a lo que se une la inminencia del brexit. La salida Reino Unido de la Unión Europea se materializará el próximo 1 de enero sin que, de momento, ambas partes hayan alcanzado un acuerdo. Esta incertidumbre ya estaba tensionando el trasiego de camiones. El tráfico de mercancías entre Aragón y el Reino Unido no es baladí.

Las exportaciones de la comunidad a este mercado alcanzaron los 940 millones de euros en el 2019 y en los nueve primeros meses del 2020 se han superado ya los 804 millones de euros, lo que supone un 5,9% más que en el mismo periodo de ejercicio anterior.

SAICA, Inditex o la planta de automóviles de PSA de Figueruelas son algunas de las compañías que mueven los mayores volúmenes con destino a este país, pero también tienen un peso relevante sectores como maquinaria industrial, equipamiento eléctrico, fruta, o vino.

A estas importantes relaciones comerciales se suman los grandes movimientos de mercancías tanto nacionales como internacionales que gestionan empresas aragonesas como Marcotran o Sesé. La primera tiene a 37 camiones atrapados en Reúno Unido a la espera de salir de allí y cerca de una decena más intentando entrar en este país, según explicaron varios de los transportistas de la empresa varados con sus vehículos en tierras inglesas.

El transportista aragonés Sergio Navarro es uno de ellos. «Ya le he dicho a mi mujer que no me esperara para nochebuena y, a este paso, puede que ni para nochevieja», se lamenta este transportista zaragozano, de 54 años, que vive en en barrio del Arrabal. Trabaja para la empresa aragonesa Marcotran y lleva ‪desde la tarde‬ del miércoles estacionado en el aeropuerto de Manston, habilitado para acoger 4.000 de los 10.000 vehículos que permanecen parados en el condado británico de Kent. «Tiene pinta de que ‪hasta el lunes‬ no podemos salir de aquí», señala.

Llegó a Inglaterra desde Algeciras cargado de tomate de Marruecos y no tuvo problemas para cruzar a tierras inglesas por barco y hacer el reparto. «El problema ha sido a la bajada que nos dejaron parados en un carretera cerca de Canterbury», relata. Tras cuatro horas de espero, la Policía inglesa les mandó al gran aparcamiento de camiones habilitado en un aeropuerto tras el cierre de la frontera por parte de Francia para frenar la propagación de la nueva cepa de covid-19 detectada por Reino Unido.

Los servicios de este lugar dejan mucho que desear: «No hay duchas, solo letrinas portátiles de obra. Y se me está acabando comida. Seguros que los políticos no están como nosotros aquí», añade. «Esto no me lo esperaba. No me ha pasado nunca algo parecido», señala este experimentado camionero, que suele viajar una vez al mes a Reino Unido, casi siempre con piezas del automóvil fabricadas por Delphi en Marruecos que descarga a la planta del grupo PSA en Liverpool.

«Tengo la impresión que estamos pagando los pato rotos de los políticos. Los franceses se están vengando por el brexti», reflexiona. Las razones sanitarias aducidas no le convencen ya que «hasta en los momentos más fastidiosos de la pandemia henos podido cruzar sin problemas».

«Efectos colaterales»

«Se está utilizando a los transportistas como moneda de cambio para presionar políticamente en la negociación del brexit», sostiene Fernando Viñas, secretario general de FETRAZ (Federación Empresas de Transporte de Mercancías de Zaragoza), quien destaca que existe un «tráfico significativo» de las empresas aragonesas con el Reino Unido, aunque menor al de compañías de la zona levantina y sur de España, desde donde salen las mercancías hortofruticolas.

«El profesional del transporte siempre es el eslabón más débil y se le está maltratando con todo esto», denuncia. «Muchos de ellos no van a poder regresar y pasar la nochebuena con su familia. Deben considerarlo daños colaterales», apunta. «Conforme se acerca el día definitivo del brexit la cosa se está poniendo peor», apunta Eduardo Corella, presidente del Clúster de Logística de Aragón (ALIA), quien teme las dificultades en el tráfico de mercancías con destino u origen en el Reino Unido acabe generando un «serio problema» en la cadena de suministro en fábricas ubicada en la comunidad de sectores como el del automóvil, una preocupación que le han manifestado algunas empresas. «La incertidumbre es absoluta», remarca.