Numerosos colegios aragoneses habrían mostrado su reticencia a ofrecer este verano el programa Abierto por vacaciones, que ofrece a los padres la posibilidad de dejar a sus hijos en el colegio para facilitar la conciliación laboral y familiar. A pesar de que, inicialmente, cerca de un centenar de centros públicos de la comunidad habían mostrado su intención de participar en el programa, la pandemia parece haber hecho cambiar de opinión a muchos de ellos que no creen viable cumplir con las exigencias impuestas desde el Departamento de Educación. Entre ellas, la disposición de un monitor cada quince alumnos o mantener la distancia social.

«Hay que tomar iniciativas para conciliar, pero estas medidas no dependen solo de Educación, sino también de la dirección general de Familia o las asociaciones de empresarios, Quizá los colegios grandes sí puedan cumplir con las normas sanitarias, pero en los centros rurales es inviable», asegura Juan Antonio Rodríguez, presidente de la Asociación de Equipos Directivos de Infantil y Primaria de Aragón (Aedipa).

Rodríguez considera que «seguramente en septiembre la situación será distinta, pero ahora las condiciones no son las más idóneas para desarrollar esta actividad» y matiza que «no es que no queramos abrir, es que es inviable hacerlo».

El presidente del colectivo, que ejerce como director del colegio Ramón y Cajal de Alpartir, añade que los centros, principalmente, en el medio rural, no disponen de los espacios y los recursos necesarios para acoger el programa. «Además, no hay una dotación económica que permita el acceso a familias vulnerables y eso supone un coste que tendrían que asumir las familias de cara a aportar seguridad. Insisto, no nos negamos, sino que no podemos cumplir las condiciones que se nos exigen».

La negativa de los centros inquieta a los padres, que recuerdan, en todo caso, que el programa «está autorizado por Salud Pública y Educación, de lo contrario no se hubiera podido ofertar», indicaron desde la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (Fapar). «Somos conscientes de los miedos y preocupaciones que a todos nos acompaña ante una circunstancia sanitaria inédita y grave como la que vivimos, pero este programa debe ser solicitado por el centro, previa aprobación del claustro e informe del consejo escolar, por lo tanto debe ser convocado este órgano para decidir ofertarlo y no puede ser ofrecido o denegado unilateralmente».

«Son muchas las familias que necesitan espacios de conciliación y no se puede entender que se niegue esa posibilidad. Este programa es un respiro necesario para muchas de ellas»·, añaden desde Fapar.