Ganaderos de todas las provincias pirenaicas de Aragón se dieron cita ayer en Castanesa, en el municipio de Montanuy, para exigir al Gobierno de Aragón que haga lo que está en su mano para frenar la reintroducción del oso y del lobo, a los que ven como enemigos de su sistema de vida.

La manifestación, en la que participaron entre 200 y 250 personas, estaba convocada por la Plataforma en Defensa de la Ganadería Extensiva de Aragón.

«Si no se impide su presencia en la zona, peligra el futuro de la ganadería extensiva y, por lo tanto, se acentuará la despoblación», aseguró ayer Esther Cereza, alcaldesa de Montanuy, que calificó de «éxito» la movilización.

«No es tan fácil que los pastores dejen sus rebaños en los pastos de alta montaña para venir a manifestarse, pero si lo han hecho es por el hartazgo que existe por los ataques del oso», aseguró la regidora.

Entre los concentrados figuraban, además de ganaderos, alcaldes y concejales de los pueblos de la zona, así como representantes de las comarcas y de los sindicatos agrarios aragoneses.

En su discurso, Cereza hizo hincapié en que «el oso y el lobo no son los únicos enemigos de la ganaderia extensiva» y criticó las «limitaciones medioambientales» que prohíben actuar sobre la cubierta vegetal.

«La DGA parece que no se da cuenta de que la ganadería es una gran herramienta contra los incendios forestales, pues limpia la maleza», continuó la alcaldesa.

Esther Cereza manifestó que hace ya más de 10 años que los osos hacen incursiones en la Ribagorza y que hay uno afincado en el macizo del Turbón. Respecto del lobo, señaló que su presencia es más reciente, «pero igualmente negativa».