La Comisión Europea (CE) admite su preocupación por la plaga del caracol manzana en el Delta del Ebro y recuerda que España ha obtenido ayudas para combatirla, que deben asignarse a los agricultores obligados a evitar las inundaciones y que no podrán justificar las subvenciones por este concepto.

Esta es la respuesta del comisario de Medio Ambiente, Janez Potocnik, en nombre de la CE, a una pregunta en la que el eurodiputado Raül Romeva i Rueda (Iniciativa por Cataluña) pedía mantener las ayudas para los agricultores afectados por la plaga, aunque se vieran obligados a desecar los campos para combatirla.

Potocnik advierte de que el pago de las ayudas "tiene que ajustarse a lo que establece el Reglamento" y la "Gestión de las zonas de humedales incluidas en el Convenio Ramsar", donde se contempla el compromiso de realizar inundaciones.

"La ayuda concedida en el marco de esta actuación se destinaba a compensar a los agricultores los costes adicionales y las pérdidas de renta por la inundación de los campos", subraya el comisario.

"En la lucha contra el caracol", recalca Potocnik "deben evitarse las inundaciones y, por consiguiente, no se justifican las ayudas por ese concepto, que deben deducirse de los importes asignados a los agricultores".

No obstante, "en relación con la inversión de recursos y las medidas propuestas para combatir la plaga del caracol manzana, las autoridades españolas han obtenido una participación financiera de 2,64 millones de euros durante el período 2010-2013 para combatir ese organismo nocivo", dice el comisario.

Además, la CE se muestra "realmente muy preocupada por el daño económico y ambiental que causa el caracol manzana".

"Por esa razón", dice la CE, "en el contexto de la legislación fitosanitaria de la Unión Europea (UE), los caracoles del género Pomacea están sujetos a medidas de emergencia para prevenir su introducción y propagación".

En su pregunta, el eroparlamentario catalán afirmaba que durante el año 2013 esta especie provocó la pérdida del 70 % de la producción de arroz y tuvo grandes repercusiones en la fauna y la flora silvestres.

Y advertía de que "se estaba viendo amenazada la estructura productiva basada en los arrozales y como consecuencia, también la realidad del Delta, ya que sin el arroz desaparecerían los campos inundados y todo lo que comportan para el medio ambiente".