«En el año 2075 habrá una fábrica que creará muchos robots y serán ellos los que construyan coches voladores con masajes incorporados en los asientos y mansiones gigantescas». Así es como Dylan, estudiante de 10 años del CEIP La Estrella, imagina que será el futuro dentro de 58 años.

Esta visión también la comparten muchos de sus compañeros que, junto a otros tres colegios de Zaragoza --Las Fuentes, Santo Domingo y La Jota -- participaron ayer en la actividad Unizar kids, organizada por la Unidad de Cultura Científica del campus público aragonés y el Programa Ciencia Viva del Gobierno de Aragón. La primera sesión tuvo lugar en el Paraninfo con 150 niños y, en total, esta iniciativa acogerá a más de 900 alumnos de las tres provincias en dos encuentros más en las tres provincias.

Generar entusiasmo en los estudiantes más pequeños a la hora de reflexionar sobre cómo será la vida de aquí a 2075 es el objetivo principal de este proyecto. «Siempre nos centramos en alumnos de edades superiores, pero esta llama hay que alentarla también cuando son pequeños», dijo Pilar Alegría, consejera de Innovación, Investigación e Universidad.

¿Queréis que os cambien la vida o contribuir vosotros a cambiarla?», les preguntó a los niños el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral». «Si estudiáis Matemáticas o Física pensaréis, ¿pero dónde me estoy metiendo?», les advirtió el rector, «pero tenéis que tener curiosidad por saber cómo es el mundo y cómo podéis reformarlo». Mayoral les explicó que «todos pueden estudiar todo», con el objetivo de romper la brecha de género que existe en las carreras científicas y tecnológicas, otro de los propósitos de esta actividad.

José Ramón Beltrán, profesor del área de tecnología, transportó mentalmente a los alumnos a 2037. Les contó un cuento en el que abundaban las máquinas, las personas llevaban gafas de realidad aumentada y la compra se hacía de forma automática desde la nevera. Ante esta historia, los alumnos levantaron la mano para preguntar dudas sobre cómo serán los coches y los móviles del futuro o si serán capaces de viajar en el tiempo.

Pero algunos de ellos también sacaron su parte más humana. Se interesaron por saber si habrá agua y comida para todos, si desaparecerán las enfermedades o si los robots podrán eliminar la contaminación y limpiar las calles. Aaron, del colegio La Estrella, imagina la posterioridad «sin guerras y con una vida en paz en el que todo el mundo se ayude».

Cuando sea mayor, a Aaron le gustaría estudiar inglés y Andrea, su compañera, se decanta entre ser profesora de Infantil o entrenadora de delfines. Estos niños serán los protagonistas del futuro y, en esta actividad, se les anima a incrementar su interés y vocación por contenidos científicos y tecnológicos.

«En 30 años ya habréis ido a la universidad y seguramente seréis ingenieros, arquitectos, químicos, físicos, médicos...», les dijo Beltrán, a lo que desde el público un niño gritó: «¡yo quiero ser artista!.