El mercado inmobiliario aragonés ha registrado un intenso ajuste de actividad durante el segundo trimestre del 2020 como consecuencia de los efectos derivados de la pandemia. El número de compraventas registrado en Aragón ha sido de 1.941, con un intenso descenso del 42.3% con respecto al trimestre anterior y del 42,8% en relación al mismo periodo del 2019. Este desplome trimestral ha sido similar en vivienda nueva (-43,2%) y usada (42,0%). En el acumulado de los últimos doce meses se han registrado 11.832 operaciones, lo que supone una caída del 11,7% menos y el peor resultado de los tres últimos años.

«A pesar de todo, hay datos en sentido positivo», aseguró Fernando Montón, director general de Plaza 14, durante la presentación en la sede de esta empresa del informe inmobiliario del segundo trimestre del año que elabora Gamerin, un grupo de análisis de la Universidad de Zaragoza. La actividad comercial se vio interrumpida por el estado de alarma, pero «la parte productiva no ha parado», aseguró. Las obras de vivienda nueva apenas se paralizaron nueve días, con lo que no va a producirse retrasos significativos en la entrega.

LA OBRA NUEVA NO SE HA PARADO

Otro aspecto favorable es, según Montón, que se mantiene la solvencia de los compradores de obra nueva. En el caso de su promotora, no se ha registrado ninguna cancelación de contratos de venta, algo que es generalizado en el sector, según este directivo. A ello se suma que junio ha sido «bastante mejor de lo que esperábamos». «El mercado inmobiliario no se ha parado en obra nueva y los precios no han bajado», apostilló

Reconoció, no obstante, que el coronavirus ha trastocado la inercia del sector y que el futuro no está claro. «Teníamos un mercado racional y estable, eso ahora no será así. Todo dependerá de cómo evoluciona la macroeconomía», precisó.

Para Fernando Baena, presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (COAPI) de Aragón, el sector se enfrente a una situación «completamente nueva que nunca se había vivido». «El mercado está raro», aseveró. A pesar de ello, cree que el escenario «nada tiene que ver» con la crisis del 2008, sobre todo en cuestión de precios, que sigue estando un 30% por debajo de ese año; o el volumen de estoc, que «no es preocupante» y en el caso de la vivienda nueva es «casi inexistente» porque todo está vendido o prevendido. «Tenemos bases sólidas para no arrugarnos ante los meses que vienen, que evidentemente van a ser duros», concluyó. A su juicio, será clave para el sector lo que ocurra con el paro y la evolución de la pandemia.

Luis Fabra, profesor de la Universidad de Zaragoza y director del Gamerin, también trató de quitar hierro al desplome de compraventas y recordó que el número de operaciones es incluso superior a algunos trimestre del ciclo bajista del 2012. «Nos han atado una mano y hemos conseguido manternos a flote», resumió.

PISOS MÁS GRANDES Y CON TERRAZA

33 La crisis del coronavirus también está provocando cambios en las demandas del consumidor a la hora de comprar una vivienda. El mercado está demandando viviendas de más superficie y con terraza, a poder ser. Los meses del confinamiento están detrás de estos cambios. Así lo perciben los agentes del sector a tenor de las consultas que reciben de los potenciales compradores. «La tendencia a vivienda más grande es clara. Se empieza a valorar que tenga más metros, terraza, jardín y zonas comunes», explicó Fernando Baena. Los datos del segundo trimestre apuntan en esa dirección.

«Crece la demanda de una tipología de vivienda de una mayor calidad media: mejor localización, más superficie y más peso de la obra nueva», subrayó Luis Fabra, quien no detecta en cambio un mayor interés por comprar en núcleos rurales