Este es el comunicado íntegro difundido por la Plataforma 8M Aragón:

"Juana Rivas ha sido condenada a cinco años de cárcel y a seis sin patria potestad. El Estado español deja a sus hijos en situación de vulnerabilidad máxima y sin su madre. Además, obliga a Juana a pagar 30.000 euros a su maltratador y todas las costas del juicio. Lo único que Juana hizo fue intentar protegerlos de un hombre ya condenado anteriormente por haberla agredido en 2009.

Juana se esconde un mes para proteger a los niños, tras un año pidiendo ayuda al Estado español, confiando en una justicia justa, cuya única respuesta tras un largo sufrimiento es el castigo adicional. ¿Es esta la justicia que queremos? ¿Una justicia que no cree a las mujeres, que no escucha a los menores y que los empobrece económicamente cuando se atreven a denunciar?

El juez que ha dictado la sentencia, Manuel Piñar, ni siquiera ha tenido en cuenta la denuncia por violencia de género que continúa paralizada en los juzgados tras dos años sin tramitarse. Esta desidia judicial es una vulneración brutal de derechos fundamentales de los hijos de Juana y de ella misma. El magistrado no solo ha obviado los antecedentes y procesos abiertos de violencia de género a la hora de condenar a la cárcel a una mujer maltratada, sino que la acusa de utilizar el maltrato como un arma contra su exmarido, alimentando con ello el mito de las "denuncias falsas", una auténtica losa, un castigo adicional a las mujeres maltratadas. Por una parte, se insta a las mujeres a denunciar el maltrato usando como argumento a sus hijos e hijas, pero cuando actuamos y denunciamos, cuando intentamos poner a salvo a nuestras hijas, se nos culpabiliza de atacar al padre, de manera que las madres podemos acabar en la cárcel si denunciamos a nuestro maltratador. En la justicia española, defender a tus hijas del maltrato es más punible que el maltrato en sí.

La justicia patriarcal está lanzando un mensaje: la sociedad no te cree, nadie te creerá, eres tú la culpable de todo. Le dice a la mujer que debe seguir donde está y, aunque finalmente se arme de valor y se rebele contra el mundo, ¿para qué denunciar, si la condenada será ella? ¿Es este el país que queremos para las mujeres y para las niñas presa de maltratadores? Tanto los hijos de Juana como ella están sufriendo un desamparo brutal y esta sentencia es un castigo adicional que ahora les inflige la sociedad que debería haberlos amparado, además de un mensaje clarísimo para el resto de mujeres que intentan salir de una situación de violencia alimentada por el sistema patriarcal: "La culpa es tuya", "No tienes razón", "Eres tú la que ve mal las cosas", "No escapes, no denuncies, quédate. Él es el bueno, la sociedad lo ve así, como él te dice".

El Estado español no está respetando el Convenio de Estambul ni la ley de Protección Integral contra la Violencia de Género. Las herramientas para proteger a las mujeres y a sus hijas existen, pero no se han utilizado. El sistema judicial español no solo le ha dado la espalda a Juana, sino también a sus hijos, que legalmente también son víctimas reconocidas de violencia.

Desgraciadamente el caso de Juana no es único, acabamos de conocer la sentencia del Tribunal Supremo que condena al Estado español a indemnizar a una mujer por el asesinato de su hija a manos de su expareja después de 47 denuncias por malos tratos por "anormal funcionamiento de la justicia". ¿Tendremos que esperar quince años para que la justicia compense a Juana por los daños causados? Esperemos que no, porque hay daños que son irreparables.

Las mujeres estamos HARTAS de esta justicia patriarcal. Queremos una justicia que refleje una sociedad digna, solidaria y sorora. Hemos dicho BASTA YA. No lo vamos a tolerar".