Los atentados del pasado 11-M en Madrid, con su secuela de 202 muertos y más de 1.000 heridos, han tenido una especial repercusión en la población norteafricana que reside en Aragón. Una semana después de que unos desconocidos apedrearan la mezquita de Barbastro, la Asociación Cultural Islamista de Monzón ha recibido una carta anónima en la que se amenaza con un "ajuste de cuentas" y se advierte de que habrá "muerte sin límites para los putos moros", a los que se califica de "asesinos" y "terroristas".

"Hasta ahora, los musulmanes habíamos vivido tranquilos aquí, sólo de vez en cuando oías ´fuera, moros´, pero no le dabas importancia", señaló ayer el ciudadano argelino Tufik Messaud Kelifi, presidente de la Asociación Cultural Islamista de Monzón. Sin embargo, las últimas amenazas preocupan al colectivo. La misiva de Monzón, que lleva un escudo de España a modo de membrete, se abre con la expresión "ataque a mezquita". Su autor o autores dicen hablar en nombre de España y Europa y "en memoria de los fallecidos".

INTEGRACION Messaud denunció ante la Guardia Civil que había recibido amenazas por carta dirigidas contra toda la comunidad musulmana del Cinca Medio, en donde vive medio millar de personas de religión mahometana, principalmente marroquís y argelinos.

La Benemérita ha iniciado una investigación para determinar el origen de las amenazas, al igual que el ataque con piedras contra el centro de culto musulmán existente en Barbastro, que no ha sido reivindicado y que sólo causó algunos desperfectos en el exterior del local.

La comunidad musulmana de Monzón y su entorno "hace desde hace años un gran esfuerzo por integrarse en la sociedad aragonesa", según el presidente de la Asociación Cultural Islamista.

"De las quinientas personas que vivimos aquí y que practicamos el islam --explicó Messaud-- setenta son niños que han nacido en Aragón o que han venido a los pocos años de nacer y que hablan el español como su lengua materna".

"Los inmigrantes de origen árabe y musulmán empezamos a venir a esta parte de Aragón en los noventa, porque había posibilidades de encontrar trabajo en la agricultura y en la industria", señaló el presidente de la la comunidad islamista, que hizo hincapié en que "hasta ahora, nunca había habido rechazo hacia nosotros".

Asociaciones magrebíes y musulmanas participaron activamente el pasado sábado en la manifestación celebrada en Zaragoza en contra del terrorismo y del racismo. Cuando aún no han transcurrido dos semanas desde el atentado de la capital de España, los árabes residentes en Aragón, especialmente los de origen marroquí, han empezado a ser víctimas de actitudes xenófobas.

La concentración en la capital aragonesa se proponía hacer frente a un problema que, en palabras de Mohamed Tamer, responsable de la asociación marroquí Al Bughaz, "empieza a preocupar" a los inmigrantes de origen norteafricano.

De hecho, antes de la marcha, Abdelkader Aarab, presidente de la comunidad islámica en Zaragoza, leyó un manifiesto en el que condenó "las expresiones de racismo y xenofobia que se están produciendo como consecuencia de los gravísimos atentados del pasado 11 de marzo", al tiempo que apostó por "una sociedad intercultural basada en el respeto, la tolerancia y la convivencia".

CONTRA EL VELO "No ha pasado nada grave --precisó Mohamed Tamer--, pero han llegado a nuestros oídos actitudes que nos llenan de preocupación, como el caso de una limpiadora magrebí a la que el otro día, después de la masacre de Madrid, no dejaron entrar en la residencia en que trabaja hasta que se quitó el velo".

"La gente de aspecto magrebí --continuó-- nos dice en la asociación que, a partir del 11 de marzo, nota miradas extrañas en la calle, y una mujer nos dijo que alguien la había asaltado por la calle y le había arrancado con violencia el pañuelo con que se tapaba la cabeza".