El territorio aragonés registró en menos de 24 horas tres movimientos sísmicos de baja intensidad que no provocaron daños en las localidades afectadas, donde la mayoría de los vecinos apenas se enteró de los terremotos, que se produjeron mientras la población dormía.

El primero de los seísmos tuvo lugar en la localidad de Alba, al noroeste de la provincia de Teruel, durante la madrugada del pasado martes. Según el Instituto Geográfico Nacional que alertó a Protección Civil, la intensidad del terremoto alcanzó los 2,5 grados en la Escala Richter.

Los hechos ocurrieron a las 4.12 horas y los vecinos de esta localidad, la mayoría de los cuales dormía en ese momento, sólo se enteraron del temblor de terra cuando funcionarios del Servicio de Protección Civil de Teruel llamaron por teléfono al ayuntamiento para cerciorarse de que no se había registrado ningun daño, según informó Europa Press .

No es la primera vez que Alba sufre un terremoto. Fuentes municipales recordaron que hace aproximadamente 32 años se registró otro temblor, que en aquella ocasión "sí se dejó sentir, porque incluso se movieron las mesas y el mobiliario, pero tampoco hubo daños".

Durante la madrugada de ayer, un temblor de tierra de 2,7 grados tuvo su epicentro en el término municipal turolense de Singra, al oeste del pueblo, cuyos vecinos no apreciaron ninguna repercusión.

TEMBLOR EN BENASQUE Pocas horas antes, en la localidad altoaragonesa de Benasque se detectó otro movimiento a las 22.15 horas, cuyo epicentro se localizó en la zona sureste de La Vall de Boi, en Lérida, y que registró una intensidad de 3 grados en la Escala Richter, magnitud a partir de la cual los temblores de tierra comienzan a ser más apreciables.

Este terremoto también se sintió en diversas localidades del sur de Francia, pero, según informaron fuentes municipales, el suceso "no tuvo mayores consecuencias", ya que fue "muy débil" y sólo fue advertido por una parte de los vecinos.