La comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial dio este jueves el visto bueno al plan de la Semana Santa propuesto por el Ministerio de Sanidad. Según lo acordado, la comunidades autónomas deberán mantener su cierre perimetral como mínimo entre el 26 de marzo y el 9 de abril, el toque de queda entre las 22.00 y las 6.00 horas y limitar las reuniones tanto en interiores como en exteriores a un máximo de cuatro personas, menos de lo que rige ahora en Aragón (en las terrazas se pueden juntar hasta seis). También se recomienda que los estudiantes universitarios que vivan durante el curso en otra comunidad autónoma no regresen a sus ciudades de origen y que «se eviten todos los viajes que no sean necesarios».

El documento aún debe pasar por el filtro más político. Su aprobación definitiva tendrá lugar el próximo 10 de marzo en el Consejo Interterritorial de Salud en el que participan todos los consejeros autonómicos. En la comisión de Salud Pública de ayer también participaron todas las comunidades pero a nivel más técnico, a través de los directores de Salud Pública.

Aunque no puede descartarse que alguna autonomía quiera incluir modificaciones, no es esperable que sean sustanciales. La única comunidad que discrepó tanto ayer como el miércoles fue Madrid que es, con Extremadura, el único territorio que actualmente tiene sus fronteras abiertas. Por su parte, Aragón se posiciona junto al bloque mayoritario, como ya avanzó esta semana el presidente valenciano Ximo Puig, que no Javier Lambán. Este mismo jueves, la propia consejera de Sanidad del Gobierno de Aragón, Sira Repollés, afirmó ante la prensa que la postura de su gabinete no estaba fijada aunque eran partidarios de «una desescalada lenta y progresiva».

La propuesta del ministerio incluye el compromiso de las comunidades autónomas de no bajar el nivel de alerta desde las dos semanas previas al inicio de la Semana Santa «aunque los indicadores sean favorables» y, por ello, se establece que no se podrán relajar las medidas restrictivas establecidas en ese momento. El Gobierno central basa estas propuestas en el hecho de que en Semana Santa todavía no se habrá inmunizado con la vacuna a una proporción suficiente de la población para conseguir una reducción significativa del riesgo. Por ello, dice, las medidas no farmacológicas de control de la transmisión seguirán siendo el principales arma para evitar un nueva ola epidémica.

Provincias cerradas

Este acuerdo puede anticipar también los siguientes pasos en la desescalada que se darán en Aragón, donde este jueves mismo Repollés anunció una nueva relajación de las restricciones. El siguiente paso en la comunidad, admitió la consejera, sería permitir la movilidad entre provincias, que llevan cerradas desde el pasado 3 de noviembre, pero si se aplica la norma propuesta por el ministerio de no flexibilizar las medidas de contención durante las dos semanas previas a la Pascua ya no quedan muchos días para que la DGA tome la determinación de autorizar los viajes dentro de la comunidad.

Por el momento, lo que anunció la consejera es la homogeneización de las restricciones para toda la comunidad, puesto que hasta ahora eran diferentes en cada provincia. Así, ya desde este viernes, Aragón pasa a estar en un nivel de alerta tres, por lo que desaparece el término agravado, lo que significa, entre otras cosas, un nuevo horario para el comercio y la hostelería. Los bares y restaurantes podrán cerrar a las 22.00 horas en las tres provincias y en todos los municipios, mientras que las tiendas de actividades no esenciales no tendrán más límite que el toque de queda (de 23.00 a 6.00), aunque deberán respetar sus licencias.

El anuncio de la relajación de las restricciones se produjo tan solo una semana después del anterior y a pesar de que entonces Repollés avanzó que la ciudadanía no debía de esperar más flexibilidad en el corto plazo. «Las medidas que tomamos hoy las tendremos que evaluar los próximos días y veremos entonces las consecuencias de la liberalización. Conforme a ello decidiremos si seguir flexibilizando o echar el freno», afirmó la consejera.