Después de una gran nevada, las estaciones de esquí deben recuperar la normalidad lo antes posible para que no afecte a la actividad de los esquiadores. Por eso, el trabajo del personal de pista y el de los maquinistas, es fundamental. «Lo que nos solemos encontrar es que la entrada y salida de los remontes no está a la altura idóena. Así que muchas veces tenemos que sacar nieve para que puedan volver a funcionar. El temporal del pasado fin de semana hizo que algunas zonas se acumularan hasta 3 y 4 metros de nieve que tuvimos que sacar», explicó Buisán.

La prevención de aludes es otro de los puntos básicos para el buen funcionamiento de las estaciones. Para evitar accidentes, estos profesionales utilizan explosivos con los que provocan aludes de manera controlada. «En Cerler tenemos 13 bocas con explosivos repartidos en varios puntos estratégicos. Cuando hay una acumulación excesiva de nieve la hacemos caer, siempre de manera segura. Normalmente cuando la estación no está abierta al público o en zonas cerradas a los esquiadores», apuntó.

El papel de los maquinistas también es imprescindible ya que las pistas debe estar en perfecto estado cada día. Se encargan de pisar la nieve para que vuelva a quedarse totalmente lisa. «Trabajan en grupos de 5 personas. Un grupo empieza por la tarde y otro de una a nueve de la mañana, cuando llegan los esquiadores», manifestó.