Los vecinos de Pozondón no acaban de asimilar la historia que ha ocurrido en el pueblo. En esta época del año son 22 personas y todas ellas se hacen la misma pregunta: «¿Con quién hemos estado conviviendo estos años?». Así lo manifestó su nuevo alcalde, Mario Cáceres, que explicó que algunas familias, al ver en la mañana de ayer el revuelo de agentes de la Guardia Civil, periodistas y personal de la Justicia en las calles del pueblo, «cogieron el coche y se marcharon». Pero nadie se fía de la calma que llegó al pueblo después de la marcha de todos estos inesperados visitantes. «La gente le da vueltas a la cabeza y piensa que los presuntos autores del crimen son personas con las que se han relacionado sin saber nada de lo que estaba pasando», agregó Cáceres. «Hay que tener en cuenta que el suceso nos dejó a todos alucinados, sin saber qué pensar», manifestó el regidor, que habitualmente reside en Madrid. En estas circunstancias, la posibilidad de escapar a la capital de España, a sus tareas habituales, la ve como una forma de desconectar de una realidad que nadie querría haber vivido. Antes de saltar a los medios de comunicación el caso de la mujer emparedada, Pozondón era el lugar tranquilo que siempre ha sido, donde todos se conocen y viven en armonía. De hecho, el pasado fin de semana, todo el pueblo participó en una comida de hermandad, a base de chuletones, que se organizó con motivo de la adquisición de un paellero. Pero ahora esos días parecen lejanos y quien más quien menos «vive con una sensación de temor», apunta Cáceres, que subraya que todavía no se ha determinado nada de forma concreta y que los detenidos son «presuntos autores» del delito que se les imputa. Pese a la preocupación, el verano está a la vuelta de la esquina y la población de Pozondón se disparará. De la veintena de vecinos de la actualidad se pasará, en los días centrales de agosto, a cuatro centenares. Y todos esperan esa avalancha para poderse olvidar del desdichado suceso de la mujer emparedada.